Entre las conductas que desmerecen a una persona, se incluye la de sostener el lado equivocado de un argumento, solo porque alguien –que no goza de su simpatía– se posicionó en el lado correcto. Además, “la verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”. (Marco Tulio Cicerón)
Recientemente la agencia Andes, bajo el título “Bonificación a Emilio Palacio demuestra que fue ‘un títere’, usado para insultar al presidente Correa”, publicó una reseña relacionada con una bonificación especial de 328.990 dólares que, según tal agencia, recibió Emilio Palacio (cuando renunció al cargo de Editor de Opinión de EL UNIVERSO). Ahí se afirma que eso consta en el acta de finiquito a la que “tuvo acceso el medio”.
El acta en cuestión dice otra cosa. Palacio recibió 250.398,24 dólares, luego de efectuados ciertos descuentos, entre ellos la suma de 118.347,66 dólares por impuesto a la renta.
En la nota se reproduce la afirmación de determinada persona, de que “en la liquidación desembolsada al articulista hay un pago encubierto por los insultos de Palacio”; y, “que la abultada liquidación es una especie de compensación a Palacio por servir como carne de cañón, un títere e insultador en contra de Rafael Correa.” También se afirma “…Él no está exiliado, simplemente fue pagado para que se vaya, con una cantidad de dinero suficiente para que viva bien”.
Es decir, la nota se construyó con suposiciones de terceros sin sustento y direccionada contra lo que realmente aparece en el acta de finiquito de unas relaciones laborales, “a la que tuvo acceso el medio”. Esto sin contar con la versión de Palacio, lo que afectó la integridad y objetividad de la nota periodística.
Ante esa omisión, debo hacer conocer que en su momento fui consultado por Emilio Palacio, previo a separarse de EL UNIVERSO. Entonces le hice notar que él saldría sin tener una reserva ni un trabajo, aunque entendía sus circunstancias provocadas por el acoso al que estaba siendo sometido y no precisamente por los directivos del Diario. También le manifesté que entendía su preocupación por los puestos de trabajo de sus compañeros en el Diario, que estaban consternados con motivo del juicio seguido por el presidente Correa.
Después de separarse del Diario, me comentó que los directivos también le habían expresado preocupación por su futuro y el de su familia. Para Emilio Palacio, esa separación tendría la consecuencia de un despido intempestivo, aunque nunca hubo esa intención en sus empleadores. Me comentó además, que ellos comprendieron y aceptaron que la liquidación debía estimarse bajo esas consideraciones fácticas: su desempleo y eventualmente entonces, la posibilidad de ser forzado a abandonar el país, todo lo cual demandaría un ingente gasto, además de trastocarse su plan de vida y el de su familia.
Independientemente de lo expresado, sí llama la atención que la agencia Andes haya dado más valor a una afirmación no contrastada que al mismo texto del acta de finiquito.
El tiempo ha confirmado que, luego de 18 meses, Emilio Palacio continúa desempleado y viviendo en un país que no es el suyo.
*Publicado en el Diario El Universo, el viernes 1 de febrero de 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario