Jorge G. Alvear Macías
El presidente del CNE, Domingo Paredes, recientemente explicó que tres cuñas publicitarias de la Alcaldía de Guayaquil fueron revocadas y suspendidas en su difusión, porque apuntaban hacia la reelección del alcalde Nebot. Las cuñas habían sido autorizadas por la delegación provincial del organismo electoral.
El representante del CNE también señaló que dicha publicidad se refiere a proyectos a tiempo futuro, que se promocionan durante la campaña electoral. Cuestionó: ¿Por qué ahora se inicia una campaña de inscripción para bachilleres digitales, y se entrega una tablet?, ¿por qué no se espera al 24 de febrero o al 25 de febrero? Opinó que la cuña “Mi Lote”, que promueve un plan habitacional para los ciudadanos que viven en la urbe, también debería esperar. Afirmó que su difusión viola el principio de igualdad para los candidatos participantes.
Es verdad que el principio de igualdad reconoce a todos los ciudadanos capacidad para los mismos derechos, pero no parece que este concepto sea el que maneja el señor Paredes para valorar –incluso fuera de la normativa– todo el contexto publicitario de las candidaturas a distintas dignidades que participan en el proceso electoral. Al punto que en unos casos impone su suspicacia sobre el texto legal, y en otros casos no. En unos cuestiona la oportunidad de la promoción institucional de proyectos y en otros no. Incluso, se ignora la publicidad que no promociona proyecto alguno, para muestra la ubicada en el Puente de la Unidad Nacional, pocos días antes del inicio de la campaña electoral. Esta, si se analiza con la misma suspicacia de la autoridad del CNE, beneficia –¡y de qué manera!– a los candidatos oficialistas.