viernes, 23 de octubre de 2020

BID, institución financiera internacional

Una reciente respuesta del señor procurador general del Estado, a una consulta del ministro de Relaciones Exteriores, indicó que el ordenamiento jurídico ecuatoriano (en alusión al Código Orgánico Monetario y Financiero) no considera al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como una institución financiera internacional. Así, según su criterio, el BID no sería una de las entidades que el artículo 153 de la Constitución identifica como “instituciones financieras internacionales acreedoras del país” e impide a determinados exfuncionarios del Estado laborar para aquellas, durante los dos años siguientes a su salida del cargo.

El origen del impedimento consta en el Acta 071, páginas 6 y 7 (junio 28, 2008), del Segundo Debate de los textos constitucionales, inherentes a la Función Ejecutiva. El informe de mayoría sustenta el citado artículo 153 de la Constitución, así: “… el articulado (…) establece la prohibición para los ministros y funcionarios de alto nivel para, luego de haber cesado en sus funciones y por un periodo de dos años, (…) ejercer cargos directivos en (…) entidades financieras internacionales acreedoras del Estado. Su propósito es impedir que estos funcionarios utilicen sus cargos para otorgar favores a cambio de asegurar su futuro laboral lo cual ha sido una práctica común en el pasado, especialmente en el sector financiero. Queremos agradecer en especial los aportes de Humberto Guillem, León Roldós, Virgilio Hernández, Mae Montano, María Paula Romo, Rosana Alvarado, Pedro de la Cruz, Pablo Lucio-Paredes, Eduardo Maruri, Tania Hermida, María Cristina Kronfle, María José de Luca, Vicente Taiano, Alberto Acosta y otros asambleístas que con sus análisis nos ayudaron a estructurar de mejor manera estos textos”.

El orden jerárquico de las normas, señalado en la Constitución, ubica a los convenios internacionales por encima de leyes orgánicas, como el Código Orgánico Monetario y Financiero. Esto, a pesar de que el objeto de dicho código orgánico se limita a regular “…los sistemas monetario y financiero, así como los regímenes de valores y seguros del Ecuador”, lo cual deviene razonable ya que no podría regular instituciones crediticias constituidas por convenios internacionales (como es el caso del BID), aunque el Estado ecuatoriano sea parte.

Las disposiciones que rigen al indicado Banco evidencian una entidad financiera de naturaleza internacional. Su artículo 1, en la Sección 2, le permite promover inversión de capitales públicos y privados para fines de desarrollo de países miembros y sus empresas nacionales, pero eso no cambia su naturaleza de ente financiero. Tanto, que puede utilizar su propio capital o fondos del mercado financiero para conceder préstamos y operaciones de garantía. También para estimular inversiones privadas en proyectos, empresas y actividades que “contribuyan al desarrollo económico y complementar las inversiones privadas cuando no hubiere capitales particulares disponibles en términos y condiciones razonables”. En el artículo 3 del Convenio se contemplan préstamos o garantías de préstamos, a cualquier país miembro, órganos gubernamentales y empresas de ese país. (O)

*Publicado previamente en el Diario El Universo, el día viernes 23 de octubre del 2020.

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viernes, 9 de octubre de 2020

¿Gesta heroica?

@jorgalve             jorgalve@yahoo.com

Luego de un año de los graves e incendiarios sucesos acaecidos en el país, especialmente en Quito, la Fiscalía no ha logrado encausar a los responsables y por tanto, los jueces tampoco pueden imponer sanciones.

En un programa de radio Democracia de la capital, el columnista de El ComercioSebastián Mantilla recordó las cifras de los delitos cometidos durante los días de violencia en esa ciudad: 269 relacionados con daños a bienes ajenos, 203 delitos de paralización de servicios públicos, 112 ataques a edificios y residencias, 44 catalogados como sabotajes, 38 identificados como secuestros de policías y periodistas. Todos los responsables están en situación de impunidad.

Lo que empezó con la paralización del transporte y cierres de carreteras, por un decreto del presidente que eliminó los subsidios a los combustibles, fue seguido de violentas movilizaciones concentradas en Quito, que se extendieron a gran parte del país, paralizándolo durante once días.

Los actos de violencia en la capital configuraron una verdadera insurrección, con la intención de deponer al mandatario en cierto momento.

Proliferaron actos destructivos de bienes públicos y privados, así como saqueos, que se replicaron en otras ciudades con la participación de agitadores locales y extranjeros organizados con la comunicación de redes sociales y las tácticas aprendidas del manual de terrorismo callejero conocido como black block, provistos de equipos artesanales construidos para enfrentar a las fuerzas del orden.

El resultado ha sido hasta ahora un estado de desazón e incertidumbre, que colinda con el paroxismo de los líderes indígenas, quienes se han convencido de que los estragos que sufrió la capital y las agresiones a las fuerzas del orden, a trabajadores de empresas que no plegaron a las protestas, constituyeron gestas épicas y ahora, con su conmemoración, buscan beneficiarse de los mecanismos de la democracia para alcanzar el poder y gobernar a la mayoría, inspirados por una cosmovisión improvisada en el camino, al andar, aunque ello signifique sacrificio a la dignidad de propios y mestizos.

Son líderes pretendiendo representar a la población inocente, promoviéndose en abierto desafío del Código de la Niñez y Adolescencia y del Código Integral Penal, pues utilizan niños en videos que circulan en las redes sociales, con discursos que invitan a concentrarse en la población de Pujilí para
recordar un “octubre rebelde” mientras suena una canción que cuenta sobre una “guerra que ya estalló” que lesiona su salud sicológica.

Al final, en el video se identifica a los autores: las organizaciones MICC (Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi), Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador), OPIJJ (Organización del Pueblo Indígena de Jatun Juigua - Organizaciones Sociales de la Provincia de Cotopaxi) e Inocencio Tucumbi (Asociación de Víctimas del Paro Nacional).

Como producto de la fiebre, los líderes de la insurrección presumen que nos engañan con el disfraz que le han puesto al ilegal inicio de su campaña electoral. Mal tapujo. (O)

*Publicado previamente en el Diario El Universo, el día viernes 9 de octubre de 2020.

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