viernes, 25 de abril de 2014

¿Interferencia legislativa?

Jorge G. Alvear Macías



    Coincido con quienes sostienen que son inconstitucionales varias normas del proyecto de la Ley de Ordenamiento Territorial y Gestión del Suelo y ven un retroceso hacia el Estado centralista. Hay sustento para ello en la propia exposición de motivos del proyecto. La Constitución (art. 264) reserva para los gobiernos municipales entre las competencias exclusivas: Ejercer el control sobre el uso y ocupación del suelo en el cantón.
La articulación referida en la Constitución, a efectos de planificar lo municipal con lo nacional, regional, provincial y parroquial, y regular uso y ocupación del suelo urbano y rural, no significa subordinación o compartición de competencias. Lo aclara la garantía de la autonomía, contemplada en el Código Orgánico de Organización Territorial. Este prohíbe a cualquier función del Estado o autoridad interferir la autonomía de los gobiernos autónomos. Cualquier interferencia implica nulidad del acto y destitución del funcionario público responsable, además del enjuiciamiento político.

sábado, 19 de abril de 2014

Hijo de Dios

Jorge G. Alvear Macías


Es una producción cinematográfica que ya se exhibe en el país. Las notas de prensa refieren que la película rememora la vida pública de Jesús desde su nacimiento hasta su resurrección. Se ha explicado que la película es parte de la miniserie La Biblia, que fue producida para History Channel.
Algunos líderes cristianos, en Estados Unidos, donde se estrenó en febrero pasado, consideran que la cinta es un relato apegado a la Biblia, aunque también hay críticos no religiosos que han elogiado su alto grado de veracidad.
En una reseña publicada en el periódico Tampa Bay Times, se informó que el guion fue elaborado por cuatro escritores en sesiones separadas, con la asesoría de numerosos teólogos y ministros.
Tuve la oportunidad de revisar un par de videos en internet y también uno que otro comentario, de quienes ya vieron el filme, para informarme sobre el contenido.
Así pude enterarme que esta nueva versión de la vida de Jesús fue rodada en Marruecos, está protagonizada por un actor portugués; que los productores seleccionaron las escenas bíblicas que muestran con más claridad que Jesús es el Hijo de Dios; y, que el director pretendió mostrar, entre otros aspectos importantes, al hombre que convivió con los humanos en la tierra.

viernes, 11 de abril de 2014

50 años de una ley

Jorge G. Alvear Macías@jorgalve

En 1964 fue promulgada en Estados Unidos la Ley de Derechos Civiles, por el presidente Lyndon B. Johnson. Ya empezó la celebración del cincuentenario esta semana en la ciudad de Austin, Texas, con actos conmemorativos en los que participaron el presidente Obama y los expresidentes Carter, Clinton y George Bush Jr.
La ley declaró ilegales ciertas formas de discriminación realizadas en ese país durante mucho tiempo, a la par autorizó al gobierno a emprender acciones para impedir otras prácticas prejuiciosas. Lo relevante, según noticias de la época, es que el logro de la ley evidenció un importante consenso político. La ley concretó la prohibición a discriminar por razones de raza, color de piel, religión, sexo, o el origen nacional. El consenso, entre otras razones, explicaría el porqué del respeto a esa ley, no obstante ciertas críticas actuales, pertinentes a la insatisfacción de una reforma migratoria, del matrimonio gay, la igualdad de género y la educación.
En la promulgación de la ley, Johnson dijo a la nación: “Creemos que todos los hombres han sido creados iguales. Pero a muchos se les niega el trato igual”. Él era vicepresidente cuando John F. Kennedy fue asesinado (noviembre de 1963) y tuvo que asumir la presidencia tras la tragedia.

viernes, 4 de abril de 2014

El principio de buena fe

Jorge G. Alvear Macías


La CIDH fue creada para defender los derechos humanos de los ciudadanos pertenecientes a los Estados miembros de la OEA. Sus atribuciones son vinculantes y obligatorias, pues derivan de una fuente del derecho internacional. Básicamente, porque los Estados-Partes de un tratado –tal es la naturaleza de la Convención Americana de Derechos Humanos– están atados por un principio esencial, presente en los compromisos internacionales: el principio de buena fe. Este obliga a las autoridades de un Estado a actuar como los particulares, procesando con recta intención los compromisos adquiridos. Así un Estado puede construir la necesaria tradición jurídica, apegada a la razón y a la reiterada práctica de los organismos convencionales y de los demás estados receptores, que están pendientes de esa actuación.
En la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el Ecuador asumió compromisos que no admiten restricciones unilaterales respecto de las atribuciones señaladas a los órganos de la Convención. En el caso de la CIDH, el Estatuto que la rige, aprobado por la OEA, le autorizó a elaborar su Reglamento. El principio de buena fe impide invocar el derecho interno para justificar incumplimientos. Además, porque los tratados son parte del orden jurídico interno de los Estados, desde el momento de su ratificación. De tal manera que incumplir un tratado o las disposiciones de los órganos convencionales, implica violentar la Constitución.