viernes, 25 de octubre de 2019

Protesta en Chile

Foto tomada del Diario El Comercio de Perú
Jorge G. Alvear Macías
La región está atenta a lo acontecido en Chile, país que ha proyectado internacionalmente una imagen de gran orden institucional y éxito en su desarrollo económico. 
Múltiples son los requerimientos de explicaciones frente a las inusitadas y violentas protestas que causaron cuantiosos daños a bienes públicos y privados, en el “oasis” de Latinoamérica (calificación del presidente Piñera). 
Al momento hay 18 fallecidos. Los saqueos con enmascarados e incendios continúan a pesar del estado de emergencia. Son 2410 los arrestados durante los disturbios en distintas ciudades chilenas. 
Algunas agencias noticiosas resumen que el caos si bien empezó por el aumento de 4 centavos en el precio del pasaje del metro en Santiago –ya revocado–, solo fue el detonante del estallido social por la desigualdad económica, las bajas pensiones, el deficiente servicio sanitario público y el restringido acceso a la educación. Las protestas carecerían de verdaderos líderes, abarcando elementos de la burguesía y anarquistas vestidos de negro, organizados en las redes sociales. 
Para Robert Funk (profesor de política, Universidad de Chile), “las señales estaban allí todo el tiempo, pero nadie sabía cómo leerlas correctamente… En la comunidad académica hemos estado diciendo durante años que algo va a suceder. No es solo desigualdad. También es lo que los chilenos llaman abuso” (El Mercurio).
Un amigo, académico y empresario chileno me dio su análisis de los hechos: 
Uno.- Hubo intervención planificada de la extrema izquierda y anarquistas locales, con apoyo internacional para desestabilizar a un gobierno de centro-derecha, pues no aceptan la pérdida de las elecciones hace casi dos años por una mayoría abrumadora. Ellos planificaron incendios simultáneos del metro y supermercados, para colapsar el abastecimiento y el transporte. 
Dos.- Participaron grupos de saqueadores cuyo único interés es robar. Esto ya ha ocurrido luego de catástrofes naturales. 
Tres.- La participación de jóvenes de clase media insatisfechos en sus ilimitadas ambiciones de bienestar y utopías inalcanzables. No tienen ideología ni programa alguno. Suponen que sus individuales creencias subjetivas son verdades absolutas y que la mayoría silenciosa debe aceptar. Reclaman derechos, sin comprometerse con deberes. 
Cuatro.- También participan personas (muchos sin violencia) afectadas por el alto costo de la vida, con bajos sueldos o jubilaciones insuficientes. Esta situación es causada por pocos pero grandes grupos económicos codiciosos e insensibles con las penurias de personas necesitadas, y de un país que ha crecido de manera significativa pero con una distribución de la riqueza que mejora muy lentamente. La culpa también es del sistema político algo corrupto, con privilegios exagerados, ineficiente, en parte incapaz y que favorece su situación personal o partidista por sobre el interés ciudadano. 
Este último segmento se manifiesta débilmente. Se trata de adultos mayores, jubilados o trabajadores activos, que son los verdaderos postergados y perdedores de siempre, a diferencia de los tres grupos anteriores (políticos, ladrones y jóvenes irresponsables). Para mi amigo, todos los grupos de alguna manera potencian las protestas y se confunden entre ellas. 
A pesar de la gravedad de la situación, este columnista destaca que la identidad nacional chilena está incólume y por ello finalmente encontrarán una solución. ¿Podremos acá? (O)
*Publicado previamente en el Diario El Universo, el día viernes 25 de octubre del 2019.
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miércoles, 16 de octubre de 2019

Señor presidente: ¡El TIAR!

Jorge G. Alvear Macías

El coronel Cristian Rueda Ramos, uno de los policías
retenidos por líderes indígenas en Quito, antes de ser liberado.
@jorgalve     jorgalve@yahoo.com

Usted debe ser coherente con las acusaciones al dictador Nicolás Maduro y al expresidente Rafael Correa de ser responsables de las violentas manifestaciones de los últimos días que han mantenido en zozobra al país. Existen muchos indicios que coinciden con su afirmación de que “en Caracas se marcaron las pautas de cómo convulsionar” al Ecuador. El gobierno debe tener las pruebas que vinculan al dictador Maduro con la participación de extranjeros infiltrados en las protestas y en los desmanes destructivos de bienes públicos y privados, así como con los saqueos generalizados en muchas ciudades. De hecho, el señor vicepresidente de la República afirmó en rueda de prensa que los extranjeros estaban identificados, algunos apresados y que serían deportados. 
Por tanto, su equipo asesor y de la Cancillería podrían confirmar que existen justificativos suficientes para invocar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y solicitar la reunión inmediata del órgano de consulta previsto en el indicado tratado (art. 6). Es que la soberanía e independencia política de este país fueron afectadas por una forma de agresión de la Venezuela dominada por Maduro, poniendo en grave peligro la paz del Ecuador y en riesgo la de América Latina. El indicado Órgano de Consulta es el llamado a acordar las medidas que se precisen para nuestra defensa y mantenimiento de la paz y la seguridad del continente. Recuerde, señor presidente, que los eventos que vivimos esta semana y la pasada fueron advertidos de alguna manera en septiembre por doce países de la OEA, cuando apoyaron la activación del mencionado TIAR bajo la consideración de que “…la crisis en Venezuela tiene un impacto desestabilizador, representando una clara amenaza a la paz y a la seguridad en el hemisferio”. 
También se requieren más acciones en respuesta al sector de la ciudadanía que ha sido comprensiva con la eliminación del subsidio al diésel y la gasolina, subsidio que por más de 40 años benefició principalmente al segmento de la población que podía pagar el costo real; y al mismo tiempo enriqueció a poderosas mafias contrabandistas que los vendían en Colombia, Perú y en altamar. 
Tal vez no son suficientes las medidas compensatorias, a pesar de las importantes rebajas arancelarias a algunos bienes de producción y vehículos, ni la eliminación de impuestos a la importación de tecnología e insumos; ni el aumento en $ 15,00 y ampliación de la cobertura a 1’300.000 personas del Bono de Desarrollo Humano. Probablemente en un tiempo razonable se apreciará la dimensión de sus efectos, pero aun así urgen otras medidas, para crear más empleo, mejorar la salubridad y la seguridad ciudadana. Respecto a esta última, permítame expresarle que angustia la falencia del deber estatal de proteger la vida de los ciudadanos y sus bienes; lo evidencian los recientes saqueos de pequeños negocios y hogares de gente honesta y esforzada, a la que ni siquiera los vecinos pudieron ayudar. El desborde delincuencial debe ser enfrentado con medidas extraordinarias y disuasivas, aunque sea por corto lapso. Señor presidente, permítales la tenencia de armas a quienes quieran defender su hogar y negocios, como en el Uruguay de Mujica (y con los mismos requisitos legales). (O)
*Publicado previamente en el Diario El Universo el día viernes 11 de octubre del 2019.
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