viernes, 30 de diciembre de 2016

Mientras tanto… ¡Feliz año!

Jorge G. Alvear Macías 


Resulta inquietante el comunicado de la Secom de esta semana. Envuelve al menos contradicción y deja un mensaje de resistencia a transparentar un gravísimo caso de corrupción que apunta a Odebrecht y a funcionarios públicos. No ayuda al Gobierno cuestionar por una supuesta “falta de pruebas” y “beneficio de inventario” a las versiones de los directivos de la empresa que se declararon culpables de actos de corrupción, dizque para atenuarlos, y poder negociar su responsabilidad ante la justicia estadounidense con millonarias multas. Esa posibilidad de prestar “cooperación eficaz” para esclarecer hechos investigados es admisible en EE. UU. y también en nuestro COIP.
La posición se contradice con la Fiscalía que requirió oficialmente la documentación a Estados Unidos y Brasil, luego de que funcionarios de Odebrecht dijeron haber entregado sobornos en este país por 33,5 millones de dólares (entre 2007 y 2016). ¡Señores, esto fue revelado en una Corte de Nueva York!
La postura contrasta con la de otros países “salpicados” por la corrupción en la investigación. En Colombia, por ejemplo, el secretario de Transparencia de la Presidencia, con base en el anuncio del Departamento de Justicia de Estados Unidos, identificó a un “alto funcionario de la administración del gobierno de Uribe” de haber recibido sobornos. El expresidente aceptó que alguien de su gobierno estaría involucrado con los sobornos de Odebrecht, pero también mencionó que sospecha de sobornos durante el gobierno de Juan Manuel Santos.
El gobierno de República Dominicana ofreció actuar con toda responsabilidad contra los implicados, a pesar de que no ha recibido aún la información “por una vía oficial”. En Venezuela, el presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, “instó a Odebrecht a denunciar a quienes pagaron sobornos o financiamiento en Venezuela”. En Panamá, el Gobierno respaldó investigaciones del Ministerio Público para procesar y sancionar a empresas y personas enredadas. Además enviará fiscales a Washington para enterarse del caso.
Pero la posición que más se destaca, por su profesionalismo e independencia, es la del Ministerio Público del Perú. El viernes pasado, anunció que el Brasil aceptó “incluir en los acuerdos de delación compensada de Marcelo Odebrecht, cláusulas que permitan obtener información sobre actos de corrupción” en el Perú. LÉA MÁS
*Publicado originalmente en el Diario El Universo, el día viernes 30 de diciembre del 2016

viernes, 23 de diciembre de 2016

¡Alejemos la tristeza!

Jorge G. Alvear Macías 


La Nochebuena, con todo el significado que trae para los católicos, también impulsa a las familias y a los individuos a celebrar la Navidad, con niños felices, reunidos y con espíritu sereno. Una especial oportunidad para expresarnos afecto con alegría, aun cuando multitudes sentirán en su interior soledad, tristeza, angustia o nostalgia.
Habrá quienes, en medio del compromiso a sentirse alegres, sientan rabia o infortunio y quisieran evadirse de la celebración. Se dice que estas festividades, al mismo tiempo que movilizan emociones gratas, también precipitan emociones contradictorias. Que conllevan una expectativa y una realidad; de tal manera que si coinciden ambas, el positivismo se adueña del individuo, de lo contrario lo hará el desengaño. Por ejemplo, si una persona espera reunirse con otra y la reunión no ocurre, o no se concreta el ansiado regalo. La frustración originada por experiencias desagradables, conflictivas o dolorosas se alojará en los recuerdos inconscientes del año venidero. Y claro, llegado el evento, algunos disimulan, otros no y se declaran antifestivos y lo expresan inconscientemente.
En una sociedad con distintos caracteres, creencias y filosofías que marcan a las personas, no es extraño que la Navidad entusiasme, apasione y ahuyente por igual. La depresión puede invadirnos, por el recuerdo de los que ya no están con nosotros. LÉA MÁS:
*Publicado originalmente en el diario El Universo, el día viernes 23 de diciembre del 2016.

viernes, 16 de diciembre de 2016

Lo lograron, lo hicieron…

Jorge G. Alvear Macías 


Parecía imposible. El Parlamento Europeo dio visto bueno esta semana a la incorporación de Ecuador al Acuerdo Comercial, que la Unión Europea (UE) celebró en el 2012 con Colombia y Perú. Corríamos el riesgo de perder el acceso preferencial a ese mercado comunitario, si no se aprobaba la incorporación, y nuestras exportaciones hubieran sido gravadas con fuertes aranceles a partir del 2017.
Finalmente funcionaron cientos de voluntades, del sector público y del sector privado. De Europa y de acá –más de allá–. Funcionó cuando empezaron a “remar” en una dirección, a la par de la colaboración internacional, gestionada apropiadamente, con sobriedad y eficiencia.
Según EL UNIVERSO, el responsable de abogar en el Parlamento Europeo por la aprobación, Helmut Scholz, explicó a sus colegas eurodiputados que el acuerdo es crucial para nuestra economía y para el impulso de “políticas sociales y medioambientales más progresistas”. Resaltándose su advertencia de que se vigilará el impacto que tenga el Tratado sobre la gente de nuestro país y que se reclamarán cambios en caso necesario. Esto implica que las autoridades del Estado ecuatoriano también deben respetar la Cláusula Democrática del Acuerdo.
El Acuerdo Comercial tiene objetivos generales: mejorar el comercio entre las dos regiones; el acceso a los servicios y a la contratación pública; reducir las barreras técnicas al comercio; desarrollar y modernizar las economías de los países andinos involucrados; atraerles inversiones; y, ayudar a sus empresas a competir internacionalmente. LÉA MÁS:
*Publicado originalmente en el Diario El Universo, el día viernes 16 de diciembre del 2016.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Más distracciones…

Jorge G. Alvear Macías 


El Banco Central del Ecuador (BCE) recibe depósitos de dineros de terceros, entre estos, los de la banca privada (de sus clientes).
El reciente incremento del encaje bancario (del 2% al 5%) dispuesto por la Junta Monetaria –también depositado en el BCE– representa aproximadamente 750 millones de dólares, valor que el BCE no podría invertirlo en bonos del Estado por impedírselo disposiciones constitucionales y legales; esto además fue ratificado por el ministro Patricio Rivera en una entrevista televisada. Así se despejaría en algo el temor de que la inoportuna medida (en esta recesión económica y baja inflación) sea el preámbulo para comprar bonos por montos entre 500 y 1.000 millones de dólares, recursos que se utilizarían para el gasto público deficitario tan demandante en diciembre.
Sin embargo, ante la inseguridad jurídica, la desconfianza sigue latente, pues si ocurriera tal indebida operación y coincidiera con situaciones emergentes del sistema bancario, el BCE no podría devolver inmediatamente esos recursos. Para colmar la inquietud el gerente del BCE, Diego Martínez, ha intentado explicar que las recientes resoluciones de la Junta Monetaria que elevaron el encaje bancario tuvieron el propósito de obligar a la banca privada a entregar créditos, “así no haya demanda de los clientes” (¿cómo es eso posible?). Se entiende que la medida del “encaje” supone un congelamiento de un monto de dinero, que también impide prestarlo. LÉA MÁS :
*Publicado originalmente en el diario El Universo el día viernes 9 de diciembre del 2016.

viernes, 2 de diciembre de 2016

Desempleo y depresión

Jorge G. Alvear Macías


Hemos insistido desde hace tiempo en la necesidad de repensar las políticas laboral y tributaria para reactivar la economía. Apoyando la eliminación del “anticipo” del impuesto a la renta, del impuesto del 5% a la salida de divisas y las “salvaguardas arancelarias”. No hubo acogida y, además, se le impuso a la ciudadanía más sacrificios a su economía con nuevas contribuciones.
Como consecuencia llegó la recesión, se incrementó el desempleo y la desesperanza. La reciente encuesta de Market, en Guayaquil y Quito, reveló que la gran mayoría de ecuatorianos (83,25%) cree que la situación general del país ha empeorado en los últimos 3 meses. La disminución de las recaudaciones del IVA y del impuesto a la renta lo confirman. Con las alarmantes noticias sobre la falta de empleo, empiezan a manifestarse casos de depresión y suicidio (en esta semana, en Guayaquil, un desempleado en estado de depresión asesinó a su pareja, a 4 hijos e intentó suicidarse).
El competir por un empleo con miles de personas puede incrementar esa desesperanza. Basta imaginar a más de 11.000 personas que aplicaron a 150 plazas laborales en la ATM (Autoridad de Tránsito Municipal) en Guayaquil. Los hombres somos más propensos a sufrir problemas de salud mental en un contexto de recesión económica, como el que afecta al Ecuador. Esas posibilidades están más presentes en ciudades de la Costa, donde la burocracia no está en capacidad de absorber a los desempleados.
No obstante el clamor por el desempleo y ante la propuesta del candidato Lasso para revertirlo, se ha generado alguna opinión contraria a la eliminación o disminución de 12 impuestos. Simplemente se especula que tal vez los empresarios no invertirían en nuevas fuentes de empleo, aquellos recursos que dejará de recaudar el Estado con la eliminación o disminución dichas; olvidándose quizás que a pesar de no ocurrir dicha inversión, la disminución de impuestos en gran medida aliviaría al consumidor en esta carestía. LÉA MÁS 
*Publicado originalmente en el Diario El Universo el día viernes 2 de diciembre del 2016.