Se ha dicho que la Resolución de la OEA de la semana pasada fortaleció el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH). Lo real es que quedaron intactas: estructura, sede, funciones, atribuciones e independencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Es sugestivo que la Asamblea General se limitó a “tomar nota” de la Reforma del Reglamento de la CIDH, que esta efectuó en uso de sus atribuciones y en el que no mermó ninguna. Es decir, conservó la de otorgar medidas cautelares. Por el contrario, la Asamblea solicitó a la CIDH que continúe aplicando su Reglamento.
Además recordó a los estados su compromiso de financiar el SIDH, y que mientras no se logre plenamente, hay que agradecer las contribuciones voluntarias para el funcionamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la CIDH.