Jorge Alvear Macíasjorgalve@yahoo.com | @jorgalve
Con la Constitución y el llamado Código Territorial –Cootad– se estableció un sistema nacional de competencias. Así el Gobierno central y los seccionales pueden cumplir ordenadamente sus obligaciones. Se ratificó la autonomía municipal sin eliminar la necesaria coordinación y complementariedad de acciones con otros estamentos de poder para satisfacer el bien común.
La Constitución y varias normas del Cootad disponen que es competencia exclusiva de los gobiernos municipales planificar, regular y controlar el tránsito, el transporte terrestre y la seguridad vial.
Posteriormente el Consejo Nacional de Competencias transfirió al Municipio de Guayaquil, entre otros, las competencias de tránsito y transporte, en Resolución del año 2012, aún vigente. Ahí se dispone que el Municipio de Guayaquil tiene a su cargo la planificación, regulación y control del tránsito, transporte terrestre y la seguridad vial. También le reconoce al cabildo guayaquileño la competencia para controlar el uso y ocupación de la vía pública, estacionamientos y paradas y de los corredores viales. Es de su competencia además, controlar el cumplimiento de la planificación operativa del control de transporte terrestre, tránsito y seguridad vial.
Lo anterior como recordatorio, a propósito de la autorización dada por la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) para redireccionar a otras calles el transporte vehicular de cientos de buses, pero manteniendo la circulación de estos en la avenida de las Américas, condicionada a que no recojan o dejen pasajeros en dicha avenida.
La decisión no habría sido aceptada por la contraparte municipal, pues está prevista la operación dentro de poco tiempo del servicio de la Metrovía en esa arteria.
La medida de la CTE ha causado sorpresa en la ciudadanía y, por qué no decirlo, también contrariedad. Las obras de preparación del sistema de transporte produjeron molestias y sacrificios de la ciudadanía, aunque aceptados pacientemente bajo la tácita condición de la eliminación del caótico tráfico en la indicada avenida en que inciden los buses cuyo retiro se ha reclamado.
Se ha especulado que detrás de la disposición de la CTE hay pugnas políticas que se pretenden renovar e intereses de los transportistas que actualmente tienen representación en la Asamblea y hasta la posibilidad de propiciar que los conductores de buses incumplan la limitación de transitar sin recoger o dejar pasajeros.
Lo cierto es que una encubierta competencia de los buses con la Metrovía, impedirá el necesario desarrollo acelerado de este magnífico medio masivo de transporte. En grandes ciudades el sistema de transporte masivo desincentiva el uso de vehículos particulares. Es lo que hay que apoyar en beneficio de Guayaquil.
Un especialista sobre el tema me informó que los automóviles normalmente son ocupados por 1,2 a 1,4 personas. Con ese promedio, 123 vehículos transportarían en total 160 personas, pero ocupan 3 carriles por 3 cuadras. En cambio, en un solo bus articulado de la Metrovía puede transportarse el mismo número de personas, dejando vacías las calles.
Con base en los mismos cálculos, en su carril exclusivo los buses articulados transportan 6.000 personas cada hora, mientras que por un carril para vehículos livianos solo lo hacen alrededor de 600 personas. Según la CTE el 90% de los guayaquileños no tendría vehículo.
Así, la transportación masiva de la ciudadanía es prioritaria y debe responder a la planificación que es competencia del Municipio y no de la CTE.
La Constitución y varias normas del Cootad disponen que es competencia exclusiva de los gobiernos municipales planificar, regular y controlar el tránsito, el transporte terrestre y la seguridad vial.
Posteriormente el Consejo Nacional de Competencias transfirió al Municipio de Guayaquil, entre otros, las competencias de tránsito y transporte, en Resolución del año 2012, aún vigente. Ahí se dispone que el Municipio de Guayaquil tiene a su cargo la planificación, regulación y control del tránsito, transporte terrestre y la seguridad vial. También le reconoce al cabildo guayaquileño la competencia para controlar el uso y ocupación de la vía pública, estacionamientos y paradas y de los corredores viales. Es de su competencia además, controlar el cumplimiento de la planificación operativa del control de transporte terrestre, tránsito y seguridad vial.
Lo anterior como recordatorio, a propósito de la autorización dada por la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) para redireccionar a otras calles el transporte vehicular de cientos de buses, pero manteniendo la circulación de estos en la avenida de las Américas, condicionada a que no recojan o dejen pasajeros en dicha avenida.
La decisión no habría sido aceptada por la contraparte municipal, pues está prevista la operación dentro de poco tiempo del servicio de la Metrovía en esa arteria.
La medida de la CTE ha causado sorpresa en la ciudadanía y, por qué no decirlo, también contrariedad. Las obras de preparación del sistema de transporte produjeron molestias y sacrificios de la ciudadanía, aunque aceptados pacientemente bajo la tácita condición de la eliminación del caótico tráfico en la indicada avenida en que inciden los buses cuyo retiro se ha reclamado.
Se ha especulado que detrás de la disposición de la CTE hay pugnas políticas que se pretenden renovar e intereses de los transportistas que actualmente tienen representación en la Asamblea y hasta la posibilidad de propiciar que los conductores de buses incumplan la limitación de transitar sin recoger o dejar pasajeros.
Lo cierto es que una encubierta competencia de los buses con la Metrovía, impedirá el necesario desarrollo acelerado de este magnífico medio masivo de transporte. En grandes ciudades el sistema de transporte masivo desincentiva el uso de vehículos particulares. Es lo que hay que apoyar en beneficio de Guayaquil.
Un especialista sobre el tema me informó que los automóviles normalmente son ocupados por 1,2 a 1,4 personas. Con ese promedio, 123 vehículos transportarían en total 160 personas, pero ocupan 3 carriles por 3 cuadras. En cambio, en un solo bus articulado de la Metrovía puede transportarse el mismo número de personas, dejando vacías las calles.
Con base en los mismos cálculos, en su carril exclusivo los buses articulados transportan 6.000 personas cada hora, mientras que por un carril para vehículos livianos solo lo hacen alrededor de 600 personas. Según la CTE el 90% de los guayaquileños no tendría vehículo.
Así, la transportación masiva de la ciudadanía es prioritaria y debe responder a la planificación que es competencia del Municipio y no de la CTE.
*Publicado en el diario El Universo el viernes 3 de mayo del 2013.
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