Jorge Alvear Macíasjorgalve@yahoo.com | @jorgalve
Las medidas tributarias que se pretenden imponer y los incrementos de las tarifas de consumo de electricidad me han recordado la inquietud generada en su momento con los argumentos de ciertos impulsadores de las normas constitucionales de Montecristi. Entonces, mentalmente me repetía que detrás de los discursos de esos constituyentes de llegar a un Ecuador más equitativo y solidario, había la intención de hacer realidad la predicción de Karl Marx: la clase media desaparecerá. Pensaba y aún lo pienso, que la equidad y la solidaridad impuestas pierden su contenido hermoso e ideal y dejan un sabor a abuso.
Han transcurrido más de dos años desde la aprobación de la Constitución y cuatro años desde el inicio de este Gobierno, y sigo observando que el plan para hacer realidad la predicción de Karl Marx está en marcha.
El punto es que la predicción de Marx enfocaba la desaparición de la clase media dentro del concepto de “lucha de clases”, por su existencia precaria y poco estable, y terminaría absorbida por el capitalismo o el proletariado (clase obrera). La historia ha demostrado que Marx no ha acertado con su predicción.
Por el contrario, su predicción se detuvo frente a una realidad y es que las clases medias en los países desarrollados y con alto estándar de vida, no solo que subsisten sino que se han fortalecido y siguen generando empleo bien remunerado, como ocurre en Suecia, por ejemplo. Conozco el caso de una emigrante ecuatoriana que trabaja allá, en labores de cocina en un hogar de estrato medio, percibiendo un excelente salario, que le ha permitido comprar su casa en una de las numerosas urbanizaciones de clase media en la vía Samborondón y, además llevar a su hermano, quién realiza labores de fontanería con ingresos importantes y se ha incorporado a la clase media.
Pero Suecia no es el único país en donde la clase media ha logrado un gran crecimiento. Suiza tiene una importantísima clase media. Chile en nuestra región es otro país para ejemplo. México a pesar de los problemas de inseguridad, se identifica con una clase media que ha crecido en los últimos cuarenta años, de donde salió uno de los hombres que actualmente es un millonario mencionado en la revista Forbes.
A diferencia de lo planteado por Karl Marx, quien minimizaba el papel de la clase media en la lucha de clases, hay quienes actualmente sostienen que la clase media o pequeña burguesía ha retrasado el proceso revolucionario, al impedir la polarización entre la clase rica y la proletaria (dedicada a producir riqueza que no disfruta). Estas mismas personas estigmatizan a la clase media como una agrupación de individuos que se desenvuelven en medio de ambiciones de “progreso” y de ilusiones de riquezas. Afirman que la clase media está más cerca de la burguesía que del proletariado (parecería que alrededor del presidente hay quienes piensan así).
Su estigma acusa a la clase media de individualista y egoísta. Opinan que mientras mantenga su estatus económico sus miembros no se identificarán con la lucha proletaria contra los potentados. En consecuencia debe desaparecer, obligársela a empeñar sus propiedades, a venderlas y a dejar sus afanes de buscar el pan de cada día y progresar.
¿Cuántos en el Gobierno quieren hacer realidad la predicción de Marx?
*Publicado en el Diario El Universo, el viernes 17 de junio del 2011
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