viernes, 3 de junio de 2011

El periodista sabe

Jorge G. Alvear Macíasjorgalve@yahoo.com 


Que la base de su credibilidad es la verdad y nada más que la verdad.

Todo periodista sabe que las fuentes que revelan información delicada para la estabilidad del poder no necesariamente están impulsadas por motivos generosos y elevados. Sin embargo, si la información ofrecida es veraz o de razonable veracidad, debe destacar esto último y valorar si es necesaria para el público. Si lo fuere, entonces los motivos de la fuente no cuentan.

También sabe que un periodista serio no debe traicionar sus principios, y, para protegerlos, debe estar dispuesto a soportar las incomodidades del desarrollo de su trabajo, tomar el riesgo de purgar cárcel e incluso exponer su vida, como ocurre lamentablemente en ciertos países, al punto que algunas compañías de seguros no les dan cobertura.

Los hilos del despotismo, la corrupción, el abuso de poder, su perpetuación y la manipulación perversa, funcionan mejor en la obscuridad del silencio y los periodistas deben encender la luz para evitarlo; de ahí que, encarcelándolos o sometiéndolos a la autocensura, la sociedad toda estará indefensa y los derechos constitucionales para controlar el poder serán irrelevantes. Serán irrelevantes también, los mecanismos para hacer responsables a los gobernantes; y, un gobierno sin temor a la rendición de cuentas es proclive a desproteger a los ciudadanos y a someterlos al abuso. Entonces, sin esa necesaria develación, los crímenes de un gobernante pasarán desapercibidos.

El periodista sabe que son componentes fundamentales del ejercicio de la democracia, la transparencia de los actos gubernamentales, la probidad, la responsabilidad en la gestión pública, el respeto por los derechos y la libertad de expresión y de prensa.

El periodista sabe que su vida es un episodio y que el mejor de sus trabajos de información o de opinión, solo captará fugazmente la atención de los medios y, luego, esa atención se posará sobre otros eventos de menor o mayor interés ciudadano. Sin embargo, como sostuviera cierto director de un importante diario de Estados Unidos, la información o la opinión –cual pieza de rompecabezas–, se ajustará con otras informaciones y en conjunto, darán una forma casi exacta a la realidad de los hechos. Esa realidad llenará los sentidos de la ciudadanía y se concretará el beneficio de la información para controlar al poder.

El periodista sabe, que aún viviendo una vida honorable y con la satisfacción que reporta la tarea cumplida, el número de personas que asistan a su funeral dependerá de otros factores exógenos: el clima y que no coincida con la final de la Copa Europea… por ejemplo.

Finalmente, el periodista de información o de opinión sabe que su labor es necesaria para que el gobernante de turno no confunda el poder con sus derechos.

*Publicado en el Diario El Universo el viernes 3 de junio del 2011.

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