viernes, 21 de febrero de 2020

Prostitución e inseguridad

Jorge G. Alvear Macías
Desde que en agosto del año pasado, el diario Extra publicara un reportaje sobre la prostitución en la ciudad, con detallado informe de la actividad en sinnúmero de “hostales” y la práctica por paga de relaciones sexuales en calles céntricas, no ha variado el control. Sectores importantes de la ciudad, incluido el bulevar 9 de Octubre –concretamente desde el parque Centenario hacia el oeste–, continúan tomados a partir de las tempranas horas de la noche por mujeres y hombres que ofrecen sus favores, provocando incomodidad en el turismo y transeúntes, pese a las quejas de los moradores en vecindarios residenciales afectados.

A lo antes anotado se suma la inseguridad por la poca presencia de los agentes policiales en la indicada céntrica vía y alrededores, lo cual aleja a los ciudadanos que antes solían pasear ese trayecto hacia el estero Salado.


Es desalentador leer, pese a estar identificados por los vecinos “todos los hoteles que sirven al trabajo sexual” (según relató el reportaje referido), que la prostitución en el centro de la urbe “es una problemática abandonada, que todos la han dejado ahí”, según reconoció el presidente de la Cámara de Turismo del Guayas, Holbach Muñetón. 

Además, agrava el panorama la presencia de jóvenes mujeres extranjeras –aparentemente menores de edad– lo cual reclama más atención de los estamentos gubernamentales, para prevenir abusos a tales menores y a su integridad física. 

También es una realidad que la prostitución sin control propicia las condiciones para la violencia, robos y la venta de drogas. Un ambiente así no es conveniente para promover el turismo; y, la actitud insostenible de ignorar el problema y dejarlo como está, tampoco es consecuente con el gran esfuerzo de la inversión privada de la hotelería. Me refiero en particular a la afectación de dos importantes hoteles situados en el bulevar 9 de Octubre y la calle García Moreno, que atraen turismo nacional e internacional y facilitan con sus instalaciones rondas de negocios, que en estas épocas de vacas flacas hay que incentivar y no disuadir. 

También están especialmente afectados en el sector indicado los predios de la Federación Deportiva del Guayas (piscina Olímpica Alberto Vallarino), encajados entre las calles José Mascote, Hurtado, Luque y García Moreno, en donde jóvenes deportistas que entrenan en natación y atletismo no pueden extender sus prácticas hasta la noche por el peligro de enfrentar la inseguridad al salir de las instalaciones. De tal manera que el descuido de las autoridades también se convierte en una rémora para el desarrollo deportivo y la garantía de seguridad que merecen los deportistas.

Desde esta columna sugerimos que las autoridades del Estado central y de la ciudad (con los gremios del sector turístico, deportivo y de los barrios perturbados) analicen la problemática, discutan sus roles y busquen las soluciones. Sin duda, lo que no cabe es seguir haciendo lo mismo, pues no se obtendrán los resultados que se necesitan para beneficio de la comunidad toda.

*Publicado previamente en el Diario El Universo, el día viernes 21 de febrero del 2020
Lea este artículo en EL UNIVERSO

No hay comentarios: