Tomado de Diario El Universo |
Jorge G. Alvear Macías
Un Estado incapaz de garantizar seguridad ciudadana está obligado a permitirnos defender de los delincuentes que matan por un celular. No sirve de freno a los atracadores del hogar un letrero que diga: “¡Cuidado con el perro!”. Antes del gobierno de Rafael Correa se permitía el porte de armas registradas; un gobernante que sin duda construyó un Estado policial para el control total, similar al cubano y al venezolano. Evidencia lo último la Ley del Sistema Nacional de Registro de Datos Públicos, que concentró nuestros datos privados sin nuestra autorización.
Las autoridades se niegan a reconocer la incapacidad antes indicada. Ni aceptan que las armas registradas no se utilizan en asaltos. Deberían observar, para enmendar, la experiencia de Uruguay. Allá, uno de cada seis ciudadanos está armado, una de las cifras más altas del mundo (5to. puesto), no obstante es el país más seguro y menos violento de Latinoamérica.
Magdalena Martínez, periodista uruguaya, en su artículo “Armados pero pacíficos” informó (2014) que hay 580.000 armas registradas en su país (3’280.000 habitantes). La ley uruguaya de tenencia de armas impone estrictos controles (entre otros: examen psicológico, entrenamiento previo y acreditación de pasado judicial). El perfil del solicitante generalmente es el padre de familia, “para poder defender su hogar en caso de agresión externa”. El concepto de legítima defensa es especialmente protector del hogar, considerado “prácticamente inviolable”, y los jueces lo hacen predominar si un ladrón es abatido dentro de un domicilio. Uruguay tiene el mejor registro de armas de Latinoamérica y prima la idea de que es mejor desarmar a los delincuentes y no a los ciudadanos honestos.
En EE. UU., otra periodista, Vanessa Vallejo (“El libre porte de armas es la solución a la violencia, no el problema”, artículo del PanAm Post, 2016) pregunta: ¿Si usted viviera en un lugar muy peligroso y tuviera que poner un letrero en la entrada de su casa, cuál escogería: “Lugar libre de armas” o “individuos fuertemente armados”? Recuerda que el tiroteo en un bar gay en Orlando (Florida) tenía el primer aviso y que “todas las masacres que han ocurrido en la historia de Estados Unidos han sido perpetradas en lugares ‘gun free’. Cuando criminales han intentado atacar en sitios donde la población está dotada de armas, no han tenido éxito”. Vallejo también llama la atención sobre la ciudad de Kennesaw (Georgia) que antes de 1982 tenía niveles elevadísimos de violencia, fue cuando “las autoridades decidieron establecer una ley que se mantiene vigente… todos los hogares deben tener un arma… (y) contrario a lo que muchos progresistas creerían, fue una dramática caída de la tasa de crímenes, que en la actualidad continúa siendo una de las más bajas de todo el país”.
El politólogo Diego Sanjurjo, investigador de políticas latinoamericanas sobre armas, valora la normativa del uso de armas de su país así: “…la ley uruguaya es muy positiva, pues combate el uso ilegal de las armas de fuego y respeta el uso legítimo de estas”. Afirma que quienes generalmente estudian e implementan políticas de control de armas “…asumen que las políticas más restrictivas son mejores, y eso es falso, en ninguna parte del mundo se ha probado eso”.
En Ecuador, ¿cuidado con el perro? (O)
*Previamente publicado en el diario El Universo el día viernes 20 de septiembre del 2019.
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