Jorge G. Alvear Macías
@jorgalve
En menos de una semana, las noticias trasladaron nuestra atención del papa al Chapo Guzmán. Fue una transición “del cielo al infierno”, bromearon los presentadores de noticias de Univisión. Ahora el mundo está abstraído y las redes sociales embelesadas –con algún grado de admiración entre los jóvenes–, comentando la fuga de ese capo mexicano de la droga por un túnel.
Entre el ingenio y la audacia de la evasión, se intuye la complicidad de funcionarios y autoridades mexicanas. Edgardo Buscaglia, experto del crimen organizado (Universidad de Columbia), afirma que la organización delictiva del Chapo es la que ha logrado la mayor infiltración en las instituciones gubernamentales mexicanas. No se explica que el rescate se haya logrado sin información de inteligencia de la prisión y sin facilitación de planos.
Para el diseño y ejecución del túnel (1,5 kilómetros) y del pasaje vertical de 10 metros, que se cavó bajo la prisión para llegar a la celda de Guzmán –según los entendidos–, se precisó un equipo especializado y sofisticado, que incluyó ingenieros, topólogos, expertos en cálculos de posicionamiento satelital, expertos en el manejo de drenajes de aguas servidas y residuos fecales (estos generan gas metano altamente tóxico, que aunque se mezclen con agua, obligan a usar oxígeno y máscaras a los trabajadores de la construcción), expertos para determinar la capa freática (el agua hubiera dificultado la obra), entre otros. Para no levantar sospechas en el traslado de los materiales de excavación, se debió programar un mínimo y máximo de excavación diaria.
En la excavación también se debió utilizar la tecnología del rayo láser para asegurar, con un margen mínimo de error, el punto de encuentro del túnel con la celda de Guzmán. Sin embargo, el trabajo debió encontrar un gran inconveniente al hacer el pasaje vertical hasta la ducha de la celda: el ruido. Por ello se especula que, en ese punto, las actividades de construcción no pudieron pasar desapercibidas, pues la prisión de alta seguridad que recluía al Chapo, además de las cámaras de seguridad, disponía de sensores de ruido. En esas condiciones, un exfuncionario mexicano manifestó: ¿Cómo podían estar ahí y no escuchar la construcción?..., es simplemente imposible. Seguir leyendo http://tinyurl.com/q9u325m
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