viernes, 7 de junio de 2013

'Papachip'


Jorge Alvear Macíasjorgalve@yahoo.com 


Lamentable situación abruma a Venezuela, país con la mayor tasa de inflación del mundo que sobrepasaría el 35%. Los precios de los alimentos básicos se han disparado pese a los controles de precios.
Pero lo anterior no es lo más grave. Existe una gran escasez de alimentos e insumos de primera necesidad, incluidos el papel higiénico y la crema dental. El gobernante Nicolás Maduro se muestra incapaz de resolver un problema que ha relegado a segundo plano la preocupación por la sostenibilidad de la política social asistencialista, base del apoyo popular al desaparecido Hugo Chávez.
Con pocas discrepancias, los comentarios publicados avizoran inevitable el colapso económico, al punto que se ha tomado muy en serio cierto documento que “pronosticaba una inflación del 50%, un hundimiento del Producto Interno Bruto del 5% y una escasez crítica de productos de primera necesidad”. Según el colombiano Román D. Ortiz, analista, columnista de El Espectador y profesor universitario en temas de seguridad y defensa, dicho documento fue filtrado antes de las elecciones de abril pasado desde una oficina vinculada a la campaña de Maduro.
Interpreto que a los ecuatorianos nos es muy penoso tal acontecimiento. Tenemos gratitud con el pueblo venezolano, porque en momentos de nuestra crisis económica abrió las puertas a desesperados compatriotas. Pero la experiencia que agobia a los venezolanos es una advertencia para nuestros gobernantes y la ciudadanía. Ecuador y Venezuela sostienen sus políticas públicas principalmente en el petróleo.
¿Y por qué es tan importante la experiencia venezolana? La respuesta con más sentido es la del profesor Ortiz, cuando se refiere al colapso venezolano: “En realidad, el problema de la Revolución Bolivariana no es la falta de recursos financieros, sino una combinación de intervencionismo estatal, mala gestión y corrupción, que ha devastado el aparato productivo y roto los canales que garantizan a los ciudadanos la distribución de bienes y servicios a un precio razonable”. Ni siquiera la subida del precio del petróleo rescataría a la economía venezolana, conclusión que es realmente aterradora.
Es importante considerar también otra observación del analista colombiano, que estimo obligado hacer ante los recientes anuncios sobre posibles exportaciones ecuatorianas para abastecer a Venezuela. Ortiz refiere que el comercio entre Colombia y Venezuela ha mermado sustancialmente en los últimos años. Entre otras razones: “…el desgobierno y la corrupción del régimen bolivariano han convertido las exportaciones (colombianas) al país vecino en una empresa con un alto riesgo de impago…”.
Es aleccionadora la crisis de los venezolanos y debemos aprender de ella. Vivieron la bonanza petrolera bolivariana y es de suponer que nunca pensaron ser forzados al racionamiento de alimentos. Era una posibilidad muy lejana, impuesta por la revolución de Castro al pueblo cubano, pero claro, Cuba no tiene petróleo y a los venezolanos les sobra.
No ha sido así y hoy, los hermanos venezolanos, con harto petróleo, coexisten en medio de una pesadilla. Tienen su cartilla de racionamiento tipo cubano, pero en formato de tarjeta electrónica; y, empezarán a usarla desde el próximo lunes en el estado de Zulia. Solo así podrán adquirir un cupo de veinte productos, entre ellos la leche, arroz, pollo, huevos, dentífrico y, claro, el papel higiénico. Además, ya bautizaron a la tarjeta con el nombre de “papachip”.
*Publicado en el Diario El Universo el día viernes 7 de junio del 2013

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