viernes, 16 de noviembre de 2012

La Cumbre de Cádiz

Jorge Alvear Macíasjorgalve@yahoo.com 


Hoy se instala en Cádiz la XXII Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno y termina mañana 17.

La primera Cumbre fue en 1991, en Guadalajara, México. En esa ocasión, los jefes de Estado y de Gobierno convinieron en la necesidad de guiar la conducta externa de los países miembros con apego al Derecho Internacional; promover la negociación para solucionar conflictos regionales; y, colaborar en las medidas contra el tráfico de armas.

Ahora se aspira a reforzar la relación de la comunidad iberoamericana estimada en 600 millones de personas, mejorando los mecanismos de diálogo, de integración y cooperación entre jefes de Estado y de Gobierno.

La reunión, que coincide con el bicentenario de la Constitución de Cádiz, impulsó al rey Juan Carlos a expresar que ese documento es el inicio del “moderno constitucionalismo español y de los valores democráticos extendidos por Iberoamérica”.

El acto inaugural será en el Gran Teatro Falla de Cádiz.

Está anunciado que el presidente ecuatoriano se entrevistará con don Juan Carlos y con su homólogo español, Mariano Rajoy, “con quienes analizará la situación de las relaciones bilaterales”.

Esa noticia es alentadora, si se trata de mejorar las tradicionales relaciones, en las que en el pasado primó la colaboración de España, principalmente en el desarrollo de la infraestructura nacional. El plan maestro de abastecimiento de agua potable para Guayaquil, la vía Perimetral de Guayaquil, la presa La Esperanza y el primer trasvase del proyecto Carrizal-Chone, los túneles de esta ciudad, entre otras obras ejecutadas por empresas españolas, están ahí para recordar su aporte. Sin embargo, no necesariamente el Estado ha sido recíproco con esa colaboración. Ahí están los actos caprichosos y abusivos de funcionarios en el manejo contractual de cierta concesión vial (con obras terminadas y entregadas) y de deudas no honradas, en perjuicio de una empresa española. Hechos ocurridos en el pasado y no corregidos en el presente, pese a disposición expresa de la Contraloría.

Además, esta especial oportunidad para dialogar con el señor Rajoy permitirá al menos conversar sobre la grave situación de los ecuatorianos residentes en España que enfrentan desahucios por hipotecas impagas. Se estima en 480.000 la cifra de ecuatorianos que están allá.

Por información de un querido profesor español, desde Murcia, conozco que los principales partidos políticos de España (PP, PSOE) intentan encontrar la vía más justa mediante una legislación –acorde con la crisis actual– para impedir los desahucios indiscriminados “que están llevando a los afectados al suicidio” y desgraciadamente también afligen a nuestros compatriotas.

Comparto la preocupación de mi profesor, de que se pudiere excluir de la solución legislativa a nuestros conciudadanos. Por ello, el presidente, el canciller y la embajadora del Ecuador deberían esforzarse para que tengan el mismo trato que los españoles.

En todo caso, con ayuda del señor Rajoy o sin ella, el gobierno ecuatoriano debería retribuir con alguna forma de ayuda para solucionar la angustiosa situación. Hay que tener presente que desde el 2000 hasta junio del presente año, las remesas de dinero de los emigrantes suman 28.643 millones de dólares, según información del Banco Central. 

¿Cuánto de ese dinero vino de España? ¿Cuánto se ha beneficiado este país?



*Publicado en el diario El Universo el viernes 16 de noviembre del 2012.

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