Jorge Alvear Macíasjorgalve@yahoo.com | @jorgalve
Un nuevo año siempre ofrece nuevas posibilidades de desarrollo y bienestar, por supuesto, mediando una visión optimista.
Con esa consideración, el 2012 debería satisfacer el amplio espectro de las expectativas de los ecuatorianos. Así, en lo personal abrigo las esperanzas de que vengan las oportunidades de trabajo para los desempleados, la alfabetización para los analfabetos, la salud para los enfermos, la seguridad ciudadana, jubilación no obligatoria pero sí voluntaria y digna, crecimiento de los hijos sin carencias de toda índole, dinero para el endeudado, respeto para los mayores adultos y personas con discapacidad; y hasta perdón para el agobiado por un sentimiento de culpa.
Se reitera en numerosas publicaciones, que algunas de esas ansiadas y legítimas aspiraciones son posibles; unas pueden ser construidas y logradas con la iniciativa individual y otras con acciones gubernamentales para llenar el vacío de la imposibilidad de la primera. Ambos esfuerzos realizados en armoniosa coincidencia lógica y sin exclusiones. Con optimismo, tolerancia, trabajo, perseverancia, humor (como recomienda el vicepresidente) y aprendiendo de los exitosos.
Con esa consideración, el 2012 debería satisfacer el amplio espectro de las expectativas de los ecuatorianos. Así, en lo personal abrigo las esperanzas de que vengan las oportunidades de trabajo para los desempleados, la alfabetización para los analfabetos, la salud para los enfermos, la seguridad ciudadana, jubilación no obligatoria pero sí voluntaria y digna, crecimiento de los hijos sin carencias de toda índole, dinero para el endeudado, respeto para los mayores adultos y personas con discapacidad; y hasta perdón para el agobiado por un sentimiento de culpa.
Se reitera en numerosas publicaciones, que algunas de esas ansiadas y legítimas aspiraciones son posibles; unas pueden ser construidas y logradas con la iniciativa individual y otras con acciones gubernamentales para llenar el vacío de la imposibilidad de la primera. Ambos esfuerzos realizados en armoniosa coincidencia lógica y sin exclusiones. Con optimismo, tolerancia, trabajo, perseverancia, humor (como recomienda el vicepresidente) y aprendiendo de los exitosos.
Optimismo. Por ejemplo la creatividad tiene un valor supremo para el desarrollo social. Es necesaria a nivel ciudadano y gubernamental, esta solo se genera en un espíritu optimista, aquel que permita estar consciente de los intereses propios y de los demás. Debemos escoger la mejor actitud para alcanzar el éxito.
Tolerancia. Lo indicado anteriormente obliga a cavilar y valorar las ideas de los demás, como hacemos con las nuestras. Muchas veces aprendemos inesperadamente al reflexionar sobre visiones ajenas. En esa línea de pensamiento, debemos tener fe en la razón y aceptar el lado correcto del argumento del adversario, pues sostener el lado incorrecto solo nos perjudica y desacredita.
La tolerancia también es imperiosa para enfrentar la frustración. El grado bajo de tolerancia ante el infortunio provoca irritación, depresión e ineptitud, impidiendo ver la solución de los problemas que en la generalidad de los casos está al alcance.
Trabajar con perseverancia y profunda concentración. Lo poco que podamos hacer, en nuestras labores productivas, debemos acometerlo con decisión, denuedo y con toda nuestra atención, como recomendaba con otras palabras el célebre Steve Jobs.
El humor. El buen humor, no el otro, es importante para el equilibrio emocional y se conecta muy bien con el optimismo, que privilegia el lado bueno de las cosas aún en la adversidad.
Aprender de los exitosos. Es siempre una buena opción estudiar sus experiencias. La gente de éxito en negocios y en la política, en sociedades prósperas, lee y aprende diariamente, afirman los cronistas. No sobrevaloran sus conocimientos. Están disciplinados para escuchar y absorber información.
Con esta última entrega quiero agradecerle al amable lector, el seguimiento de esta columna durante el año que termina y desearle mucho éxito en el próximo, que con seguridad solo él puede forjarlo.
Al mismo tiempo aspiro a que la política no se aproveche más de la necesidad del desposeído y reencuentre el camino de la libertad.
Tolerancia. Lo indicado anteriormente obliga a cavilar y valorar las ideas de los demás, como hacemos con las nuestras. Muchas veces aprendemos inesperadamente al reflexionar sobre visiones ajenas. En esa línea de pensamiento, debemos tener fe en la razón y aceptar el lado correcto del argumento del adversario, pues sostener el lado incorrecto solo nos perjudica y desacredita.
La tolerancia también es imperiosa para enfrentar la frustración. El grado bajo de tolerancia ante el infortunio provoca irritación, depresión e ineptitud, impidiendo ver la solución de los problemas que en la generalidad de los casos está al alcance.
Trabajar con perseverancia y profunda concentración. Lo poco que podamos hacer, en nuestras labores productivas, debemos acometerlo con decisión, denuedo y con toda nuestra atención, como recomendaba con otras palabras el célebre Steve Jobs.
El humor. El buen humor, no el otro, es importante para el equilibrio emocional y se conecta muy bien con el optimismo, que privilegia el lado bueno de las cosas aún en la adversidad.
Aprender de los exitosos. Es siempre una buena opción estudiar sus experiencias. La gente de éxito en negocios y en la política, en sociedades prósperas, lee y aprende diariamente, afirman los cronistas. No sobrevaloran sus conocimientos. Están disciplinados para escuchar y absorber información.
Con esta última entrega quiero agradecerle al amable lector, el seguimiento de esta columna durante el año que termina y desearle mucho éxito en el próximo, que con seguridad solo él puede forjarlo.
Al mismo tiempo aspiro a que la política no se aproveche más de la necesidad del desposeído y reencuentre el camino de la libertad.
*Publicado en el Diario El Universo el viernes 30 de diciembre del 2011
1 comentario:
Para amargarle el recibiento del nuevo año a los ecuatorianos que tienen conciencia, solícitos servidores de su majestad nos han propinado tres latigazos: 1.- la baja del coronel Carrión (víctima del 30-S por ser valiente y defender sus principios), 2.- la ratificación de la sentencia a Emilio Palacio (otro valiente que dedició no callar, no "acomodarse" a las circunstancias), 3.- el antitécnico y demagógico aumento de sueldo -con miras a la campaña electoral- ¿cuántas empleadas domésticas serán despedidas, cuántos empleados de pequeñas empresas se quedarán sin empleo?, ¿cuántos periodistas de radios y medios pequeños dejarán de laborar porque la carga del incremento y prestaciones no es sustentable?
Quizás, en lugar del optimsmo haya que plantearse la desesperanza... Para ver si así, la gente se ve obligada a defenderse, en lugar de solo esperar que ojalá este sea un mejor año, que a los malos y oportunistas se les abalnde el corazón...
¡Por un 2012 en el que la gente decida informarse, rebelarse, expresarse, actuar!
Liliana.
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