sábado, 11 de enero de 2020

Iniciativas positivas

Jorge G. Alvear Macías
En los objetivos de introducir cambios que repercutan en una mejor vida individual y colectiva en este año que comienza en medio de inseguridades y temores, deberíamos intentar todo aquello que, en asocio con la comunidad, implique planes que nos comprometan con el bien común. Siempre ayuda al ánimo para resolver nuestros propios problemas individuales que nos involucremos en la solución de pequeñas y grandes dificultades que afectan o pudieren afectar a la sociedad. No sería extraño que pudiéramos relacionarnos con personas que nos presenten una oportunidad en toda crisis. 

Cavilando sobre lo anterior, recordé que el mes pasado se juntaron 300 voluntarios quiteños para sembrar 1000 árboles de arupos, arrayanes y cholanes, entre otras especies, en un sector de su ciudad. Así respondieron a la iniciativa de un particular cuyo único interés fue ver transformado un botadero de basura y escombros, por el que transitaba muy a menudo con desazón, y por ello, según una nota de El Comercio, le propuso la idea al alcalde Yunda a través de Twitter, y este le aceptó en seguida. Al apoyo del Municipio se sumó la participación de la empresa privada, con lo cual los voluntarios efectuaron un trabajo con equipo y fertilizantes adecuados técnicamente a la finalidad. 

Previamente limpiaron y prepararon el terreno y adquirieron las plantas. El Municipio capitalino ha planeado plantar un millón de árboles en la urbe para que sea más atractiva para los transeúntes y sus responsables han estimado que en dos años se apreciará el resultado en todo su esplendor. 

La iniciativa que hemos resaltado ha sido emulada por la alcaldesa de Guayaquil y ojalá lo hagan en otras ciudades, especialmente de la Costa. Las obras de cemento en la urbe requieren complemento de superficies ocupadas por árboles, para intentar alcanzar el sitial de las 15 ciudades con más árboles urbanos en el mundo (Singapur, 29,3 %; Sídney, 25,9 %; Vancouver, 25,9 %; Cambridge en Massachusetts 25,3 %; Durban, 23,7 %; Johannesburgo, 23,6 %; Sacramento en California 23,6 %; Fráncfort, 21,5 %; Ginebra, 21,4 %; Ámsterdam, 20,6 %; Seattle, 20 %; Toronto, 19,5 %; Miami, 19,4 %; Boston, 18,2 % y Tel Aviv, 17,5 %). Claro está que en estas ciudades la normativa municipal ha evitado que se produzca el crecimiento caótico y que la presión del desarrollo habitacional y de infraestructura perjudique los bosques, paisajes y áreas verdes y el equilibrio medioambiental que es siempre vulnerable con toda actividad de urbanización. Con las regulaciones de protección a las grandes arboledas citadinas se han logrado filtros naturales para detener los contaminantes urbanos. 

Estudios de la FAO (Food and Agriculture Organization) recomiendan construir viviendas entre árboles, para mejorar la salud, los niveles de energía, la presión arterial y la disminución del estrés. La plantación de árboles de manera apropiada alrededor de edificios disminuye la necesidad del aire acondicionado y la calefacción. 

Intuyo que el trabajo de nuestra alcaldesa en la tarea de arborizar más la ciudad tendrá excelentes resultados. Cuenta con el soporte de empresas con alto espíritu cívico en la ejecución de la idea.

*Publicado previamente en el diario El Universo el día viernes 3 de enero del 2020.
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