Jorge G. Alvear Macías
Habrá segunda vuelta el próximo 2 de abril entre los binomios Moreno-Glas y Lasso-Páez, así lo anunció el presidente del Consejo Nacional Electoral, Juan Pablo Pozo, el miércoles de esta semana, luego de 72 horas de espera, que mantuvo en vilo a la ciudadanía, en medio de sospechas y acusaciones de fraude en las redes sociales.
Hay quienes sostienen que Guillermo Lasso capitalizaría la mayoría de votos de la oposición, que representó el 60%; el presidente Correa afirmó que Alianza PAIS lo derrotará fácilmente en la segunda vuelta por sus antecedentes de banquero y por afín a la derecha; otros vaticinan que será una contienda difícil, reñida, con final de “fotofinish”. Pero pocos, como Osvaldo Hurtado y León Roldós, se detienen a considerar el perjuicio de la presencia del presidente Correa como gran promotor de Lenín Moreno, apoyo que implícitamente recuerda su dirección en las decisiones de otras funciones del Estado; y, si consecuentemente, el candidato de Alianza PAIS fuere elegido, habría de colegirse su influencia. Este columnista encuentra evidencia de la negativa participación electoral del presidente, cuando impulsó la reelección del alcalde de Quito Augusto Barrera. Finalmente abonó para el ascenso de Rodas, contra todo pronóstico.
Lo cierto es que el binomio Moreno-Glas contó en la primera vuelta –contrariando la ley– con un descomunal aparato oficial de publicidad electoral que lo apoyó sin recato, y de reiterarse gravitaría en la segunda vuelta; esto además de la asignación de los recursos lícitos entregados por el CNE y la limitación de Lasso y Páez en ese ámbito.
*Publicado originalmente en el diario El Universo, el día viernes 24 de febrero del 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario