viernes, 14 de noviembre de 2014

Guías de decencia

Jorge G. Alvear Macías


Es impostergable que el Cordicom regule la información oficial de difusión obligatoria –gratuita o pagada–. Existe excesiva discrecionalidad. No hay frenos y resulta incompatible con el derecho público, que solo autoriza lo expresamente permitido. Así, en la difusión de mensajes oficiales directos o encubiertos, se propicia el abuso del manejo de dinero público y la afectación a la dignidad de personas, entre otros derechos.
Lo anterior a propósito del rechazo de Ecuavisa y Teleamazonas a la cadena ‘Esta es la verdadera libertad’, transmitida en esos y otros canales por disposición de la Secretaría de Comunicación, Secom.
Las razones de ambos medios coinciden –y este articulista con ellos–, en que el mensaje del spot encamina a polarizar la opinión pública y estigmatiza deliberadamente a grupos respetables de la sociedad.
El cuestionado video presenta en un escenario nocturno y en lo que parece una terraza, a una mujer vestida de blanco que simboliza a la “verdadera libertad”, intimidada por seis hombres en traje negro, en actitud gansteril propia de los personajes de la película inspirada en la novela de Mario Puzo El Padrino. Sin embargo, se los alude como si fueran dueños de bancos y de medios de comunicación. Es indicio adicional de que la publicidad y mensajes que ordenan ciertas instituciones estatales, no cumplen estándares de regulación del sistema interamericano de protección de los derechos humanos.
El Cordicom debería actuar imparcialmente, abstenerse de defender iniciativas desintegradoras de la sociedad y observar los Principios sobre Regulación de la Publicidad Oficial en el Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos, obligatorios para Ecuador, que proscriben la discrecionalidad de las autoridades respecto al contenido de los mensajes a la ciudadanía. Necesita acatarlos para evitar abusos como el denunciado por Ecuavisa y Teleamazonas. Abuso que ha causado repudio en un amplio sector de la ciudadanía.
Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler
La discrecionalidad, fuente de abusos, se evitará con aplicación de leyes y reglamentos precisos. El Sistema Interamericano de Derechos Humanos reprocha las facultades discrecionales. La Relatoría para la Libertad de Expresión advirtió en el 2003, que cuando las leyes no son claras o dejan las decisiones a la discreción de funcionarios públicos, establecen un marco legal contrario a la libertad de expresión.
La elaboración de los mencionados Principios, tuvo en consideración modernas regulaciones de algunos Estados y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La de España, por ejemplo, su Ley de Publicidad y Comunicación Institucional (2005) define los objetivos de la pauta oficial y la prohíbe para “destacar los logros de gestión” y durante periodos eleccionarios.
En el Reino Unido no existe una ley de comunicación institucional del Estado, pero sí un marco regulatorio en las llamadas “Guías de Decencia” (Propriety Guides), para prensa y publicidad del Estado. Ellas prohíben que las campañas publicitarias oficiales tengan objetivo político… ¡Guías de Decencia!
*Publicado originalmente en el Diario El Universo el día viernes 14 de noviembre del 2014.

1 comentario:

VARM dijo...

CORDICON es un tentáculo más del gobierno, no hay autonomía.