Jorge G. Alvear Macías
Ante las declaraciones insólitas y sorprendentes de envanecidos gobernantes, suele venir a mi mente la imagen del general Pinochet y su anecdótica frase que encabeza esta columna, refiriéndose a cómo llegó al poder.
Entre los dichos que se le atribuyen, algunos describen los rasgos de la personalidad de quien gobernó Chile con mano dura durante 17 años. Por ejemplo, buscando justificar su autoritarismo –algo similar han hecho otros gobernantes despóticos–, expresó: “Esta nunca ha sido dictadura, señores; esta es dictablanda. Pero si es necesario, vamos a tener que apretar la mano, porque tenemos que salvar primero el país y después miraremos hacia atrás (…), cuando los chilenos vean lo que es el comunismo, cuando los chilenos entiendan los engaños, ¡la falacia!, ¡cómo los están engañando!, van a darse cuenta de que este gobierno tiene razón”.
Pinochet había evidenciado su temperamento mientras estuvo en Ecuador (1965), cuando en un foro militar habría recomendado: “Ya no hay que pensar en la defensa, huevones, sino en atacar”.