sábado, 22 de febrero de 2014

Tienen derecho a protestar

Jorge G. Alvear Macías


La crisis venezolana se veía venir, pese a los resultados no queridos. Al momento arroja 6 fallecidos, heridos, más de 150 apresados, con denuncias de violación sexual con cañones de fusiles.
Estimo que el inicio fue el ascenso al poder de Maduro, tras una confusa historia que en algún momento se aclarará, sobre los últimos días de Hugo Chávez, el supuesto encargo de la presidencia que hiciera y el lugar de su muerte. Posteriormente la campaña política desigual con restricciones a la promoción de la candidatura de Capriles; y, al final, una dudosa victoria electoral que incluyó la renuencia del Consejo Electoral a recontar los votos.
Hay que mencionar la incapacidad de Maduro para manejar la crisis económico-social, manifestada por la escasez de productos vitales y de higiene personal, el problema de la delincuencia incontrolable (¿o controlable?) y su determinación de negar las libertades fundamentales. Esto resulta acuciante luego de la salida de Venezuela del Pacto de San José, para “liberarse” de la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Los manifestantes, en gran parte estudiantes, critican la gestión del gobierno (apagones, infraestructura, inflación, corrupción, falta de empleo, restricción a la opinión, censura de la información, clientelismo, crimen). Esto ha fortalecido a los líderes de la oposición y ha aparecido un nuevo líder intérprete de esas insatisfacciones populares: Leopoldo López, hoy apresado (se entregó voluntariamente) luego de que una jueza dispuso su detención. Se lo acusa de delitos de instigación a la violencia y a derrocar al gobierno, cuando no está claro que las protestas y los disturbios hayan sido promovidos por López. El detenido fue trasladado a una cárcel militar, para realizar ahí la audiencia de formulación de cargos, pese a que el tribunal supremo ya estableció la ilegalidad de los actos procesales celebrados en centros penitenciarios.
La Constitución venezolana ordena que nadie podrá ser preso o detenido a menos que sea sorprendido in fraganti y en virtud de orden escrita del funcionario autorizado. ¿Ocurrió esto?
Las protestas salieron de las universidades “hartos de la inseguridad, escasez e incertidumbre”, dicen los entendidos. Es decir son reclamos legítimos. Podría decirse que ese fue el detonante. Posteriormente se sumaron partidos y movimientos de oposición.
Los mensajes en las pancartas de los estudiantes abonan esa teoría. Me llamó la atención uno: “Venezuela es un país raro, la clase obrera no tiene obras, la clase media no tiene medios y la clase alta no tiene clase”.
Desde el gobierno se insiste en políticas fracasadas y en la salida de la crisis por la fuerza. A la par se utiliza el gastado discurso “antiimperialista” que Chávez instauró. Este llegó a decir en la sede de la ONU: “…Ayer estuvo el diablo aquí, huele a azufre todavía (…). el presidente de los Estados Unidos, a quien yo llamo el diablo…”.
Se ha dicho que Maduro en cierto discurso reconoció su imposibilidad para controlar la estructura de gobierno y sobre todo la fuerza armada. Que cuando se queja de esa impotencia piensa en el causante: Diosdado Cabello. Ayer, Capriles dijo algo de eso… ¿Hay un intento de golpe de Estado o un autogolpe? Los civiles no dan golpes de Estado
*Publicado originalmente en el Diario El Universo el día viernes 21 de febrero del 2014.

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