Una noticia de ayer de Associated Press anunció un inminente ataque terrorista al aeropuerto de Kabul, donde miles intentan huir. Esto ocurre cuando se agota el plazo para terminar un puente aéreo masivo que realizan varios países de Occidente, tal vez el más grande de la historia. Un alto funcionario de las Fuerzas Armadas británicas, James Heappey, afirmó que había informes muy creíbles de un ataque inminente. “… Hay muchas personas en la cola que quieren correr el riesgo, pero la información sobre esta amenaza es muy creíble y hay una inminencia real”. La Embajada de Estados Unidos también advirtió a los ciudadanos afuera del aeropuerto que se fueran de inmediato debido a una amenaza de seguridad. Lo propio hicieron Australia, Gran Bretaña y Nueva Zelanda.
Muchos excolaboradores de las fuerzas de la coalición que intentan ingresar al aeropuerto temen por sus vidas ahora que los talibanes recuperaron el poder, luego de casi 20 años, tras la invasión liderada por Estados Unidos. Otros intuyen el retorno a la brutal aplicación de la estricta ley islámica y las represalias. Una afgana que trabajó para la ONU, entrevistada por Reuters, dijo: “Todas las mujeres que conozco tienen el mismo miedo que yo. ¿Qué pasará ahora con nuestros hijos si nos castigan por nuestro trabajo? ¿Qué pasará con nuestras familias? ¿Qué nos harán como mujeres?”.
El caso es que la facción del Estado Islámico en Afganistán está integrada mayormente por talibanes descontentos, con una visión aun más extrema del Islam. Son los Khorasan quienes han efectuado ataques brutales en Afganistán, incluido a un hospital-maternidad de Kabul (2020) en el que murieron bebés y mujeres. Se sospecha que tendrían armas y equipos pesados abandonados por las tropas afganas.
Con las advertencias de ataques terroristas, es harto probable que finalicen las evacuaciones que realizan algunas naciones como Dinamarca, Holanda, Polonia, Bélgica y Francia. Los talibanes después de la fecha límite solo permitirían vuelos comerciales.
Los temores de los afganos no serían exagerados y son compatibles con las declaraciones del exsecretario de Estado de Estados Unidos Mike Pompeo (promotor del acuerdo con los talibanes para la salida de las tropas estadounidenses de Afganistán): “Estos [los talibanes] son carniceros. Me reuní en la habitación con ellos. Estas fueron algunas de las reuniones más difíciles para mí personal y emocionalmente. Sabía exactamente quién estaba sentado al otro lado de la mesa. Estas son personas malvadas. El mundo está lleno de gente malvada como esta… Nunca confiamos en ellos... Siempre supimos que lo que nos decían era casi con certeza una mentira” (entrevista en Tulsa, 18 de agosto de 2021).
Lo descrito me recordó el relato del periodista paquistaní Ahmed Rashid en su libro Los talibán: “… El mundo solo se dio verdadera cuenta de la importancia de Afganistán cuando aquella soleada mañana neoyorquina, la gente se quedó boquiabierta viendo cómo dos reactores se incrustaban en las Torres Gemelas del World Trade Center…”.
Mientras termino esta columna, los ataques ya empezaron y el mundo, absorto. (O)
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