viernes, 30 de julio de 2021

El viaducto sur (quinto puente) de Guayaquil


 Es una obra de interés nacional y su construcción debe ser impulsada con tal concepción por el Gobierno nacional, y qué mejor con la participación del sector privado en su financiamiento, en el mantenimiento y ampliación futura de la infraestructura, para que no se requiera construir otra paralela, como ocurrió con el puente de la Unidad Nacional, obligada por el incremento del tráfico de personas y mercaderías, y tuvo que ejecutarse en medio de las dificultades de un entorno poblado. 

EL UNIVERSO evidenció la necesidad de la obra y su gran importancia para el país, en un detallado reporte: “… El 86 % del volumen de la carga de Ecuador circula por la vía perimetral de Guayaquil… Con esto, el 92 % de los contenedores de Ecuador… transitan obligatoriamente por la vía perimetral...” (enero 10 del 2021), destacando también el beneficio al comercio, la unión de las provincias del sur con el Puerto Marítimo de Guayaquil. Sin duda, hay que considerar en ello el ahorro de tiempo de conducción, combustible y neumáticos, así como la prevención de enfermedades respiratorias de los guayaquileños, al disminuir el tráfico de carga que cruza la ciudad. 

Este Diario también advirtió que desde que se ofreció la obra en marzo del 2008 (siendo presidente Rafael Correa), se introdujeron cambios en el diseño original (recortándose 11 km de longitud, redujeron carriles, excluyeron tramos y accesos viales, etcétera). Esto preocupa a los gremios, porque comprometería el servicio adecuado para el desarrollo de las zonas que atravesaría la vía y afectaría la fluidez del futuro incremento de la carga, estimada en un 7 % anual. 

Este columnista tuvo la oportunidad de participar en coloquios con representantes de empresas constructoras de Guayaquil, en relación con la obra comentada, en donde se reflexionó lo siguiente: 

• Debe mantenerse el número de carriles de circulación originalmente previsto, sin disminuirlo a dos, pues nefastos resultados son previsibles. Lo ideal: tres carriles mínimo en cada sentido. La amplitud de la vía Collas al aeropuerto Tababela confirma la utilidad; 

• Asegurar la navegación por el río Guayas sin restricciones, evitando bloquear a las embarcaciones de mayor altura y la sedimentación del lecho; 

• Siendo una obra histórica para el desarrollo socioeconómico y la calidad de vida para la región y el país, debe mantenerse el diseño de los pasos elevados para la conectividad con Guayaquil y el cruce con la vía Durán-Tambo; 

• Para su financiamiento, gestionar la obtención de préstamos con organismos internacionales –como BID y CAF–, que cobran bajos intereses; 

• Desde ya asegurar el derecho de vía, para evitar asentamientos informales que compliquen ampliaciones futuras; 

• Convendría construir prioritariamente los carriles externos de las vías, a buena distancia del parterre central de ampliación, para prevenir invasiones, dejando a salvo las salidas de retorno o las que se utilizarán para pasos a desnivel y rampas. 

No hay otra obra, por ahora, que mejor se enmarque como obligación del Gobierno central para el desarrollo de las provincias del centro y sur. (O)

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