Jorge G. Alvear Macías
La espontánea presencia de la sociedad civil en la ayuda a los damnificados del terremoto del pasado sábado 16 de abril ratificó la permanente actitud solidaria y la generosidad de los ecuatorianos. En distintas ciudades del país y del mundo, los ciudadanos comunes se organizaron para dar ayuda casi de inmediato, gracias a las redes sociales.
Entender el drama y responder al pedido de socorro de los sobrevivientes y compadecernos por la pérdida de sus seres queridos en el desastre es y será nuestra realidad en los próximos días, pero al mismo tiempo, en medio de estos avatares, aceptar que el país no ha estado preparado para lo vivido y lo que viene.
Lo cierto es que Ecuador ha tenido una muy dura lección. La institucionalidad de la República tendrá que a partir de ahora tratar a los desastres naturales como eventos recurrentes y no como extraordinarios. Ello obligará a hacer provisiones. Sagradas y protegidas provisiones, con sanciones legales para actos de su malversación.
Lo cierto es que Ecuador ha tenido una muy dura lección. La institucionalidad de la República tendrá que a partir de ahora tratar a los desastres naturales como eventos recurrentes y no como extraordinarios. Ello obligará a hacer provisiones. Sagradas y protegidas provisiones, con sanciones legales para actos de su malversación.

*Publicado originalmente en el Diario El Universo, el día viernes 22 de abril del 2016.
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