sábado, 9 de noviembre de 2013

La visita ‘in loco’…

Jorge G. Alvear Macías


Constituye una de las fuentes para obtener información confiable y convincente, en la tarea de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de promover y proteger los derechos humanos. En particular, para cumplir su deber de informar a los estados miembros de la OEA sobre la situación de los derechos humanos de sus ciudadanos. Organismos como la OEA, Naciones Unidas y la OIT también utilizan el mismo método para receptar información.
Traje a colación lo anterior a propósito del pedido a la CIDH para que visite el país, formulado el pasado mes de octubre por la delegación ecuatoriana integrada por varios grupos sociales. Se le solicitó, entre otras cosas, que el indicado organismo constate in situ el deterioro de los derechos humanos, la situación de la democracia en Ecuador y luego elabore un informe especial.
Las visitas de la CIDH a un país permiten esclarecer los hechos de violaciones de derechos humanos denunciados e investigar las circunstancias que los rodean. De esta manera, el informe especial contendrá información que reciba la comunidad internacional sobre la situación de los derechos humanos luego de un proceso de contrastación y verificación directa, en los casos de denuncias individuales.

No obstante que este tipo de visitas están previstas en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, las visitas in loco necesitan la anuencia del Estado. Esto supone un obstáculo, pues por lo general, los gobiernos sujetos a investigación no son proclives a colaborar.

Otro detalle importante por destacar es que dado el alto número de denuncias y solicitudes de visitas de investigación, así como las limitaciones de su presupuesto de gastos, la CIDH privilegia las visitas a aquellos países de acuerdo con la gravedad y donde se genere un elevado número de denuncias. La CIDH realiza visitas donde realmente hay graves problemas.
Cuando la CIDH resuelve visitar un país, gestiona por la vía diplomática las facilidades con las autoridades antes de presentar formalmente la solicitud. Así surge la oportunidad para que sean los estados los que inviten al organismo. Si esto no ocurre, entonces, la CIDH dirige un requerimiento público al Estado para conseguir el consentimiento. Si aquel se rehusara a dar su consentimiento, la CIDH igualmente elabora su informe, con apoyo en información obtenida de las demás fuentes confiables, según lo prevé su Reglamento. En todo caso, la historia registra visitas in loco, efectuadas sin haberse solicitado el consentimiento de un Gobierno. Tal fue la realizada en Haití en mayo de 1994. En esa ocasión, las autoridades obstaculizaron la labor de investigación en las cárceles, pero la Comisión pudo entrevistar en la clandestinidad a las víctimas, dado el temor de estas a presentarse en público.
La visita in loco se realiza con una agenda predeterminada, elaborada con datos pertinentes, tales como una síntesis de las denuncias individuales en trámite, leyes, decretos, artículos de prensa e informes de organismos no gubernamentales sobre la afectación de los derechos en el país.
Las visitas, además de lo anterior, constituyen un medio de diálogo entre la CIDH y las autoridades, para lograr soluciones a las violaciones de derechos humanos. Propician cambios positivos en las actuaciones de gobierno.
Es de esperar que nuestro gobierno facilite ese diálogo.
*Publicado en el Diario El Universo el día viernes 8 de noviembre del 2013.

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