viernes, 30 de enero de 2015

El anonimato en internet

Jorge G. Alvear Macías


“Leyes e instituciones deben ir de la mano con el progreso de la mente humana”. Lo dijo el presidente Thomas Jefferson, quien también habría sostenido que cuando hay libertad, el gobierno teme a la gente; pero cuando la gente teme al gobierno, hay tiranía.
Son variadas las razones para que los usuarios puedan disfrutar del derecho a permanecer bajo anonimato en internet, y toman actualidad cuando ciertos funcionarios del Estado pretenden identificar a los administradores de un sitio en internet conocido como Crudo Ecuador.
Ahí se han publicado memes (ironías, críticas, burlas con imágenes acompañadas de textos) alusivos al presidente y más personajes del Gobierno o del movimiento oficialista. Sitios similares de internet dedican memes a líderes políticos nacionales y extranjeros, incluso a populares equipos de fútbol. Algo que incomoda al sujeto de la sátira o crítica, y que yo relaciono con la reflexión de un jurista español: “… si alguien nos mira, nos juzga; y cuando nos juzga, en cierta medida nos domina”.
El fastidio es más fuerte sin duda en los políticos. En los personajes públicos. Ellos son el objetivo principal de esa forma de chanza, del “raye”. No son los individuos comunes y por ello la justificación del anonimato.
En la comunidad virtual de internet, el anonimato es una garantía básica para expresarse sin temor contra los políticos en el poder. Leí hace poco una declaración al respecto de Richard Stallman, el Padre del Movimiento de Software Libre, quien se entrevistó en Quito en el 2006 con el presidente Correa. El estadounidense sostiene que sin la opción de comunicar anónimamente, muchos ciudadanos no se atreverán a expresar sus opiniones políticas. Temerán la reacción de su jefe, de su familia o de su Estado. Stallman agrega que en los Estados Unidos, por la extrema vigilancia de las comunicaciones de todos, los funcionarios oficiales ya no se atreven a hablar con los periodistas. Y en esas condiciones, quien sepa sobre los actos sucios del Estado y quiera denunciarlo tiene que huir primero del país.

Esa garantía de la libertad de expresión realmente tiene asidero en la jurisprudencia del sistema interamericano de derechos humanos. Un documento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) aprobado en diciembre del 2013 así lo confirma.

Ahí se informa que el derecho al anonimato protege al menos cuatro bienes jurídicos, íntimamente relacionados con otros derechos fundamentales, como la libertad de pensamiento y expresión. Uno de ellos es el derecho a gobernarse en ese espacio de soledad, con reglas propias definidas autónomamente, según el proyecto individual de vida de cada uno. Y como existe relación estrecha entre libertad de expresión y privacidad, los estados deben abstenerse de implementar cualquier medida que afecte arbitraria o abusivamente esa privacidad.

Para la CIDH, en internet existe un espacio de intimidad y anonimato que debe estar libre de amedrentamientos y represalias, especialmente de las autoridades del Estado de cualquier nivel. Esta protección –que podría parecer excesiva, pero no lo es– es necesaria para que las personas puedan formarse libremente una opinión y expresar ideas, buscar y recibir información, sin ser forzadas a identificarse o a revelar creencias y convicciones, o las fuentes que consulta. Es su derecho a evitar las represalias. (O)

*Publicado originalmente en el diario El Universo, el día viernes 30 de enero del 2015.


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