En redes sociales se difundió un video donde se vio a dos jóvenes golpear a agentes de la Policía. Ello ocurrió en San Rafael, valle de los Chillos. En la agresión participó una joven mujer que los acompañaba, quien con ánimo violento y vociferando gruesos insultos propinó puntapiés a uno de los agentes, quien después intentó sin éxito neutralizarla con un aerosol.
Los agresores habrían estado ebrios. Las imágenes de los hechos causaron indignación y lástima por los agredidos. También alarma por el grave nivel de irrespeto a la autoridad de los uniformados que se mostraron incapaces de dominar a jóvenes violentos. Posteriormente, un comunicado de la Policía Nacional informó que uno de los agresores de los agentes de tránsito fue aprehendido (los demás huyeron o se resistieron al arresto) y que, además, se iniciarán acciones legales a través de la defensa institucional para que se sancione a los acompañantes.
Para entender la insólita actuación de los gendarmes, que definitivamente proyectaron una triste imagen de la institución a la que se pertenecen, solicité la opinión especializada de un oficial de la policía del condado de Hudson (Jersey City), en New Jersey, Estados Unidos, quien nació en Guayaquil y emigró con sus padres a la edad de 8 años. Pues bien, el indicado servidor policial, que es comandante del equipo regional de policías SWAT (acrónimo que significa Special Weapons And Tactics – armas especiales y tácticas) e instructor del personal del indicado departamento de policía, luego de analizar el video, concluyó que los agentes ecuatorianos agredidos por los ciudadanos civiles en el valle de los Chillos, sin duda alguna carecen de un adecuado entrenamiento (están mal entrenados).
Actualmente la gendarmería transmite un mensaje de vulnerabilidad con ejemplos como el comentado...
Para el consultado, quien ha sido distinguido por su servicio relevante en acciones antiterroristas, es elemental en el entrenamiento básico de un policía, adquirir la destreza para neutralizar a los individuos violentos con “llaves de inmovilización” para inmediatamente proceder a esposarlos, antes de introducirlos a un patrullero, de lo contrario el infractor siempre tendrá la facilidad de escaparse o agredir, tal como se vio en el video al inicialmente detenido, quien se escabulló cuando ya estaba dentro del vehículo de dotación policial.
Cuando le inquirí al policía de New Jersey, si las agresiones físicas a los agentes justificaban el uso de la fuerza de los agredidos como respuesta a los golpes que recibieron, respondió que, de acuerdo a los protocolos de la corporación policial del condado de Hudson, los agentes policiales tenían suficiente justificación para ello. Que incluso la joven agresiva debió ser inmovilizada y esposada.
El ministerio del ramo debería gestionar el pedido de ayuda a cuerpos de policía de Estados Unidos o de otro país con similar experiencia, para que el personal policial nacional reciba entrenamiento en métodos de autodefensa y sometimiento de agresores. Actualmente la gendarmería transmite un mensaje de vulnerabilidad con ejemplos como el comentado, que avivan el irrespeto a los agentes policiales y agravan la sensación de inseguridad. (O)