viernes, 26 de diciembre de 2014

Optimistas obligados…

Jorge G. Alvear Macías

@jorgalve


… Pero con realismo. El anuncio de que “el año 2015 será duro” exige esa actitud. La realidad nos incita a mejorar lo que hacemos como Estado e individuos, sin olvidar que el Gobierno fue advertido reiteradamente sobre una eventual caída de los precios del petróleo y la necesidad de una reserva para emergencias (como la que acumuló Chile durante el auge del precio del cobre).
Con optimismo debemos pedir más precisión, serenidad y prudencia en las decisiones para resolver problemas de dinero en las arcas del fisco.
Si bien los empresarios están en la primera línea de los llamados a ser optimistas, como recientemente lo expresó el presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, el Estado no debe aumentar los riesgos que asumen para mover la economía. No es sensato, menos en épocas de vacas flacas. Un país pequeño como Ecuador no podrá voltear lo que el mercado global y el sentido común imponen. Cuba no pudo, de ahí su sagaz aproximación a Estados Unidos en búsqueda de la ayuda que Venezuela tendrá que suspenderle.
El Gobierno debe evitar improvisar reformas legales en delicados asuntos económicos. Sería contraproducente imponer medidas que destruirán los motores del emprendimiento. Al final, la fórmula para la buena administración de un Estado no dista mucho de la que debe aplicar un buen padre de familia: mantener su fuente de trabajo y gastar el ingreso familiar priorizando lo esencial y no lo superfluo.
Conservar el optimismo requiere conciencia de estar haciendo bien las cosas, en lo general e individual. El Gobierno del Perú redujo impuestos tanto a nivel corporativo como individual para generar confianza. No obstante que allá –como nosotros– dependen de la economía mundial, el 55% del crecimiento peruano incumbe a su propia generación interna de negocios. Su ministro de Economía informó que se han presentado más de 60 iniciativas privadas, de las que unas 20 “van a contribuir a sostener el gasto en infraestructura por 4 o 5 años”. Que se han adjudicado proyectos de inversión por más de 54.000 millones de soles.
Aquí, con la afectación del presupuesto del Estado, por el precio del petróleo, es de esperar que las necesidades ciudadanas serán parcialmente atendidas. Que las empresas vean menos posibilidades de negocios y opten por reajustes laborales. Que quienes hayan mantenido su empleo pudieren entrar en el pánico de perderlo. Algo que ya ocurre en Chile por la caída del precio del cobre y la disminución de exportación de ese metal a China.
Entonces se requiere urgentemente el clima adecuado para generar empleo en la pequeña y mediana empresa, industrial o comercial. La gran empresa es más exigente, no nos engañemos. Reducir el desequilibrio fiscal sería un mensaje alentador, lo merece el esfuerzo del sector privado, además sería demostración de sensibilidad y valentía del Gobierno.
El origen de la crisis –que se veía venir– no es totalmente exógeno, ni se debe a la ausencia de moneda nacional. La situación de Panamá contradice lo último. El dólar genera estabilidad, así lo entiende el ecuatoriano más humilde. En Venezuela y Argentina, con un modelo despilfarrador agotado, luchan por mantener congelado el precio del dólar como clave de la confianza del consumidor.
Un feliz año 2015 con optimismo, pero realista.
*Publicado originalmente en el Diario El Universo el día viernes 26 de diciembre del 2014.

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