viernes, 13 de mayo de 2016

Un fideicomiso, ¿por qué no?

 Jorge G. Alvear Macías

En la sociedad ecuatoriana aumenta el escepticismo en los ofrecimientos de transparencia y recto manejo de los dineros que se recaudarán con nuevos impuestos en nombre de una solidaridad con las víctimas del terremoto. Existe un generalizado clima de sospecha y me atrevo a señalar que si alguien promocionara una apuesta con premio en contra del ofrecimiento oficial, confirmaría la desconfianza. Algunas instituciones gubernamentales están desacreditadas. Y no faltan motivos para sostenerlo.

Mientras tanto, cunde el desconcierto ante la resistencia del presidente a aceptar que se constituya un fideicomiso como mecanismo para concretar los ofrecimientos de transparencia en el uso de los recursos y su finalidad. Claro, esa actitud afecta la credibilidad de la promesa, abrumando con más recelo a quienes pensamos que sería la solución al menos a uno de los tantos problemas que al Gobierno corresponde resolver. Sobre todo porque la descalificación fácil del gobernante no alcanza para justificar su resistencia, cobijada en una aparente intención de no quebrantar la legalidad, que asegura ocurriría si los impuestos recaudados se depositan en un fideicomiso, aunque fuere administrado por un ente estatal, como por ejemplo el Banco Central del Ecuador. SIGA LEYENDO:

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