Jorge G. Alvear Macías
“Leyes e instituciones deben ir de la mano con el progreso de la mente humana”. Lo dijo el presidente Thomas Jefferson, quien también habría sostenido que cuando hay libertad, el gobierno teme a la gente; pero cuando la gente teme al gobierno, hay tiranía.
Son variadas las razones para que los usuarios puedan disfrutar del derecho a permanecer bajo anonimato en internet, y toman actualidad cuando ciertos funcionarios del Estado pretenden identificar a los administradores de un sitio en internet conocido como Crudo Ecuador.
Ahí se han publicado memes (ironías, críticas, burlas con imágenes acompañadas de textos) alusivos al presidente y más personajes del Gobierno o del movimiento oficialista. Sitios similares de internet dedican memes a líderes políticos nacionales y extranjeros, incluso a populares equipos de fútbol. Algo que incomoda al sujeto de la sátira o crítica, y que yo relaciono con la reflexión de un jurista español: “… si alguien nos mira, nos juzga; y cuando nos juzga, en cierta medida nos domina”.
El fastidio es más fuerte sin duda en los políticos. En los personajes públicos. Ellos son el objetivo principal de esa forma de chanza, del “raye”. No son los individuos comunes y por ello la justificación del anonimato.
En la comunidad virtual de internet, el anonimato es una garantía básica para expresarse sin temor contra los políticos en el poder. Leí hace poco una declaración al respecto de Richard Stallman, el Padre del Movimiento de Software Libre, quien se entrevistó en Quito en el 2006 con el presidente Correa. El estadounidense sostiene que sin la opción de comunicar anónimamente, muchos ciudadanos no se atreverán a expresar sus opiniones políticas. Temerán la reacción de su jefe, de su familia o de su Estado. Stallman agrega que en los Estados Unidos, por la extrema vigilancia de las comunicaciones de todos, los funcionarios oficiales ya no se atreven a hablar con los periodistas. Y en esas condiciones, quien sepa sobre los actos sucios del Estado y quiera denunciarlo tiene que huir primero del país.