viernes, 22 de mayo de 2015

Lo que es del César, lo que es del papa

Jorge G. Alvear Macías

@jorgalve


Aunque la Iglesia y el Gobierno hayan manifestado que la visita del papa es, a la vez ‘pastoral’ y ‘de Estado’, cada cosa debe estar situada en su lugar. Sería ofensivo para católicos y no católicos de este país y los fieles extranjeros, que se pretenda utilizar la singular ocasión para captar simpatías al Gobierno o al movimiento político oficialista.

Las noticias de esta semana nos presentan un cuadro inquietante, por ciertos atisbos de manipulación, en el programa de la esperada visita del papa Francisco a Guayaquil. Seguramente habrá quienes piensan –erróneamente por cierto, como ocurrió en Argentina– que el papa Bergoglio puede ser utilizado políticamente. Allá, la publicación La Gaceta de Buenos Aires calificó de “alcahuetería notoria” a esos intentos de algunos políticos.

Es que se ha hecho costumbre que políticos, sindicalistas y funcionarios argentinos viajen a Roma para tomarse la foto con el santo padre. “La mayoría no van a misa los domingos con su familia. Ni siquiera son capaces de pasar a saludar al cura de la iglesia del barrio”, concreta el comentario de La Gaceta.

La audacia de ciertos políticos argentinos para usar la imagen de Bergoglio se resalta en la indicada publicación, así: “… Recurren a todo tipo de recursos para hacer proselitismo. Por ejemplo, hace unas semanas el kirchnerista Julián Domínguez, presidente de la Cámara de Diputados, se sacó una foto con Bergoglio. La pusieron en la tapa de la revista Parlamentario y empapelaron la ciudad de Buenos Aires con afiches de la revista para proyectarlo políticamente. Después de verlo en esa foto a centímetros del rostro del papa, Domínguez nos parece más bueno y honesto. En especial si atendemos al pensamiento del santo padre: ‘Los corruptos son el anticristo’ (3/6/2013)…”.

A la vista de situaciones como la relatada, hacen bien las autoridades de la Iglesia ecuatoriana en tratar de preservar la visita papal de toda “contaminación” de proselitismo político. Además, estimo que su santidad debe estar considerando las experiencias negativas que quedaron luego de las fotos que se tomó con sus coterráneos que ejercen funciones públicas y con Raúl Castro.

Las autoridades eclesiásticas han planificado que el papa oficie una misa campal en Guayaquil, en el santuario de la Divina Misericordia (vía a la costa), atendiendo al deseo del pontífice. Para ello se preparan los terrenos contiguos. Por tanto, el Gobierno hizo bien expresando su respeto a esa decisión de la Arquidiócesis de Guayaquil, ratificada por el Vaticano. A esta le corresponde resolver sobre toda actividad del ámbito religioso. Nótese que la Arquidiócesis sí acató respetuosamente el despido del capellán Juan Monar del hospital del IESS Teodoro Maldonado, dispuesta en su momento por el actual ministro de Defensa.

Por ello era desatinada la idea de presionar, desde ciertos estamentos del poder civil, el cambio de lugar de la misa papal al parque Samanes, cuando se puede solventar cualquier inconveniente del sitio escogido por el mismo papa. También sería inaceptable una pretendida ubicación privilegiada en ese evento religioso, de políticos y funcionarios públicos, pues sugeriría una suerte de promoción de “los más buenos y honestos”. Al César lo que es del César y a Francisco lo que es del papa. (O)

*Publicado originalmente en el Diario El Universo, el día viernes 22 de mayo del 2015.






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