viernes, 6 de marzo de 2015

Sin ‘show’

Jorge G. Alvear Macías


Tabaré Vázquez
Dentro y fuera de Uruguay se comenta que Tabaré Vázquez inició su segundo mandato presidencial opacado por la popularidad internacional de Mujica. Pero casa adentro se señala también que disminuyó la simpatía por el “Pepe”, por factores tales como promesas incumplidas, deterioro de la educación, quejas sobre el programa de viviendas, auge delincuencial, descuido en vías de comunicación, fallas del sistema de salud, sospechas de corrupción, que incluyen la quiebra y subasta de aviones de la aerolínea Pluna, entre otros. El propio Vázquez ofreció evaluar los programas de Mujica y convertirse en “custodio” para que se hagan bien.
Tabaré Vázquez es otra historia. Sin excesos mediáticos. Diferente del imprudente y lenguaraz “Pepe” que causó tensiones con Argentina, por sus declaraciones. Identificó a los Kirchner como una “patota” (banda de matones) y tercos. A Menem lo llamó mafioso y ladrón y a los dirigentes de partidos opositores: “tipos muy buenos pero unos nabos” (boludos). Vázquez dijo no compartir tales declaraciones, “sobre todo aquellas criticando a todo y a todos, a veces con una actitud pontifical y en un terreno filosofal, quedando preso de muchas de estas expresiones. Algunas de ellas son simplemente estupideces…”.

Tabaré Vázquez sorprendió integrando su gabinete ministerial a las 72 horas de ganar la presidencia. Según fuentes confiables, no obstante haber ratificado a ciertos ministros del antecesor, no habría consultado ni cedido cuotas de poder al bando de Mujica.
Vázquez y Mujica tienen personalidades antagónicas, lo comprueban sus dichos. Mientras Mujica afirmara: “Las naciones necesitan presidentes para la foto, con cara de estatua”, Vázquez expresó que en su mandato no habrá espacio para conductas folclóricas, improvisación, lunfardo o histrionismo.
Se ha dicho que Mujica terminó su presidencia con el 68% de popularidad, pero Vázquez concluyó su primera presidencia con más del 75%.
Vázquez tiene carácter, paciente, prudente, organizado, controlador y carismático. La Universidad de Salamanca le confirió un doctorado honoris causa “por muchos méritos sociales, médicos y docentes”. Llega al poder con una imagen de gobernante serio, moderado, competente. Logró comodidad económica gracias a su trabajo, pues proviene de una modesta familia de clase trabajadora.
En breve y sobria cadena nacional explicó su plan de gobierno. Yo destaco: el impulso a la descentralización; el diálogo social; la protección de derechos humanos; el Sistema Nacional de Cuidados; de la infraestructura y seguridad ciudadana; educación; salud; vivienda. Apunta a reducir drásticamente las rapiñas, el narcotráfico y lavado de activos. Ofreció modernizar los trámites públicos con internet. Considera que “la calidad de una sociedad se refleja en cómo cuida a los más vulnerables”.
Imprimirá su personalidad en las relaciones internacionales. Según el nuevo canciller Rodolfo Nin, Uruguay buscará acuerdos regionales y con el resto del mundo. “No podemos quedar afuera de los grandes flujos comerciales. Hemos rechazado el proteccionismo cuando lo practican los países poderosos, resulta más inadmisible cuando lo realizan países hermanados…”.
El canciller advirtió: “No se debe caer en la tentación de privilegiar la política sobre el derecho, de contraponer política a comercio, o reafirmar solo vínculos con países que tengan gobiernos con afinidad ideológica. La política exterior debe expresar de manera clara la imagen de un gobierno y un Estado que actúan en forma coherente e integral”.
Algo de imitar… sin ‘show’. 
*Publicado originalmente en el Diario El Universo el día viernes 6 de marzo del 2015.


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