viernes, 6 de febrero de 2015

Atrocidades

Jorge G. Alvear Macías

Es insólito que hoy el mundo atestigüe inimaginables actos de crueldad. Boko Haram este miércoles degolló y asesinó al menos a un centenar de civiles en Camerún; y, el Estado Islámico (EI) sigue publicitando decapitaciones y quema de seres humanos. Ambos grupos conocidos como yihadistas (violentos y radicales dentro del islam) están dispuestos a morir por Alá, luego de exterminar a los infieles o no creyentes. ¿Por qué ocurre esto?
No encuentro respuesta a tanta atrocidad, solo me desbordan las preguntas. Muchas alejadas de las razones religiosas y próximas al ámbito de la política internacional, así como a los grandes y egoístas intereses económicos, que como reza el tango Cambalache, están “revolcaos/ en un merengue/ y en un mismo lodo/ todos manoseados”.
Lo reciente es el espeluznante espectáculo dado por el EI en las calles de Raqqa (Siria), proyectando el vídeo de la quema del piloto jordano Muaz Kasasbeh. También difundieron imágenes de la repulsiva “fiesta” que significó exhibir la ejecución en una pantalla gigante, como si fuese la transmisión de un partido de fútbol del Mundial. Entre los congregados había menores de edad.
¿Por qué los líderes de los más poderosos estados lo permiten, a riesgo de acostumbrarnos? No es novedad que el EI, con asiento en Irak y Siria, ha sido financiado durante años por donantes ricos de Kuwait, Qatar y Arabia Saudí, tres aliados de Estados Unidos que supuestamente comparten agendas en la guerra contra el terrorismo.
¿Por qué los imanes moderados no han mediado al menos en este problema con el EI, originado en la sociedad musulmana de Irak, Irán, Siria, Kuwait, Qatar y Arabia Saudí? Se conoce que la raíz es la guerra sectaria entre suníes y chiíes.
¿Será que los musulmanes de todo el mundo no están siendo frontales en rechazar el extremismo? Al respecto, el cardenal Timothy Dolan (Nueva York) recordó que durante los largos años de enfrentamiento entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte, la jerarquía de la Iglesia católica condenó habitualmente los actos de violencia del católico IRA.
¿Inciden acaso los intereses políticos que condicionan los actos de las autoridades de esos países y de los estados occidentales?
Observo otro ingrediente determinante en el petróleo que controla el EI y que se comercializa en Siria, cuyo gobierno supuestamente es un objetivo de esa organización criminal. La falta de controles en ciertos países donantes facilita el flujo de dinero a dicha agrupación terrorista. Según fuente estadounidense, los “yihadistas” serían 15.000. Otras no oficiales los calculan en 75.000. Entre ellos 2.000 europeos, principalmente franceses, alemanes e ingleses.
Como si lo anterior fuera poco, tan aterrador panorama también afecta a la niñez. Esta semana la ONU divulgó un informe del Comité de los Derechos del Niño (CRC), que confirma los abusos “sistemáticos” en Irak contra los niños en manos de grupos armados como el EI. Son usados como combatientes, kamikazes y escudos humanos. También se denuncian casos de tortura, asesinatos o violencia sexual contra los niños que el EI recluta; incluso niños minusválidos, especialmente discapacitados mentales son usados como suicidas con bombas, “probablemente sin que ellos incluso entendieran”. El Estado Islámico ejecuta masivamente niños de minorías religiosas y étnicas, con “decapitaciones, crucifixiones de niños y el entierro de niños vivos”… ¡Atrocidades!
*Publicado originalmente en el diario El Universo el día viernes 6 de febrero del 2015.



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