viernes, 12 de diciembre de 2014

Mujica en Guayaquil…

Jorge G. Alvear Macías

@jorgalve


Pudo decir: ¡quiéranse ecuatorianos! Tal como lo hizo con los mexicanos, cuando la Universidad de Guadalajara lo galardonó. En Ecuador fue ocasión el homenaje recibido en Guayaquil, después de los discursos de la vicealcaldesa Tabacchi y del presidente Correa. Tal vez Mujica no lo hizo, porque si bien a su edad suelta lo que le provoca –como fue el caso del calificativo “manga de hijos de p…” dirigido a los jerarcas de la FIFA–; en ciertas ocasiones tirantes elige hacerse el zoquete, algo evidenciado al descubrirse lo que opina de Cristina Fernández (“Esta vieja es peor que el tuerto” –Kirchner–) o, cuando desatiende el injusto encarcelamiento del venezolano Leopoldo López, o ignora otras persecuciones políticas, principalmente en Cuba y Ecuador.
Así, la actitud de Mujica, buscando que lo quieran en todos lados (expresando lo que agrada oír a las masas y a la par tranquilizando a empresarios), despierta suspicacias sobre la sinceridad de sus más aplaudidas frases.
En aristeguinoticias.com me inquietó un comentario, sobre la entrevista que le hizo Carmen Aristegui. Decía: “a muchos uruguayos nos llama la atención el cómo llegan las noticias al resto del mundo a través de periodistas que no conocen al verdadero Mujica. Este hombre, los tiene encandilados con el perfil concienzudamente armado de filántropo. Mientras él dice donar su sueldo para construir casas, esa misma organización desvía los dineros, vaya uno a saber dónde(…) en su administración han desaparecido millones de dólares en empresas públicas(…) y el oficialismo, amparado en una nefasta mayoría parlamentaria no admite comisiones investigadoras(…). Hay mucha mugre detrás de ese personaje. No crean lo que ven; investiguen seriamente”.

Lo cierto es que el carismático y socarrón Mujica cautivó a los mexicanos, con consejos para jóvenes y gobernantes latinoamericanos. Con el beneficio de la duda en su favor, resumiré algunos que también pudo dejar en Guayaquil:

  • 1.- Sin inversiones un país no genera trabajo; sin trabajo nadie tiene oportunidades.
  • 2.- Hay que acabar con los políticos corruptos.
  • 3.- Impedir que el odio llene el corazón. El amor construye, el odio termina destruyendo.
  • 4.- “No anden con la lupa buscándole los pelos al huevo, porque si lo buscan lo van a encontrar…”.
  • 5.- Aunar voluntades requiere gran tolerancia.
  • 6.- Querer al país. No se puede luchar por algo que no se quiere.
  • 7.- La política laboral debe privilegiar la dignidad. No se puede ni debe vivir de “garrón” (a costilla de otros). Hay que contribuir con responsabilidad a generar el pan colectivo.
  • 8.- Los presidentes deben vivir como vive la mayoría.
  • 9. No mezclar política con profesión. La política no es una profesión. Es afán de querer a la gente y que la gente quiera a los políticos, pero no para llenar el bolsillo.
  • 10.- No odiar al que tiene o produce mucho dinero. “Si gana mucho, le tenemos que cobrar mucho impuesto”. Dejarlo trabajar y alentarlo. El gran esfuerzo de la organización empresarial incide en la marcha de la sociedad.
  • 11.- Cambiar el gusto por los presidentes con “pinta de estatua”, son de carne y hueso. Nadie es más que nadie, “a nadie hay que andarle alcahueteando”; y
  • 12.- Respetar como se merece toda persona, tenga la ropa o el oficio que tenga… ¿Apellido?
*Publicado originalmente en el diario El Universo el día viernes 12 de diciembre del 2014.

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