viernes, 24 de enero de 2014

En un país como el nuestro…

Jorge G. Alvear Macías

Las lecciones del aprendizaje realizado a partir de las experiencias propias y ajenas constituyen una importante opción. Los hechos históricos están para advertirnos de los errores que contribuyeron a nuestro rezago en el desarrollo, cuando otros países nos llevan envidiable ventaja. Esos mismos hechos también pueden explicarnos su contexto ideológico o la coyuntura en que se generaron los resultados negativos; y, hasta nos permitirían medir el grado de impreparación o terquedad de nuestros gobernantes o líderes, involucrados en los desaciertos.
Afortunadamente con el perfeccionamiento de las tecnologías que facilitan la veloz difusión de la información, incurrir en los reiterados errores es cada vez menos frecuente y podría afirmarse que resultaría inexcusable caer en ellos.
Hoy estamos seriamente preocupados por los números negativos de la balanza comercial y de lo que ello representa: salen más dólares del país de los que entran. Los entendidos lo explican con más detalle. Pero en definitiva, como Estado gastamos más de lo que ganamos; y, ganamos menos por la caída del precio del petróleo y porque no incrementamos exportaciones no petroleras. Además nos resistimos a reducir el gasto y a aprender de nuestras experiencias y de las ajenas, como las de Chile.
Chile, que fue un referente negativo del atropello a los derechos humanos durante Pinochet y en el presente es una democracia en el sentido próximo a la ideal, también lo es en el manejo de las finanzas del Estado.
Ese país también depende en gran medida de la exportación de un recurso natural no renovable: el cobre, que representa el 85% del total de las exportaciones mineras. De acuerdo a la Sonami (Sociedad Nacional de Minería), la minería hasta el 2011 aportó el 64,3% en las exportaciones totales de Chile y contribuyó con el 23,4% de la totalidad de los ingresos fiscales, equivalente a los presupuestos de sus ministerios de Salud, Obras Públicas, Economía y un tercio del correspondiente a la cartera de Vivienda.
Es evidente que la baja de ingresos de la minería en Chile afectaría duramente el presupuesto fiscal en perjuicio del ciudadano chileno, igual que ocurriría en Ecuador, con la baja del precio del petróleo. La diferencia, entre Chile y Ecuador, llegado ese evento no querido, es que allá disponen de un “colchón” que acá no tenemos.
En Chile, por ley, entre el 2006 y el 2007 se constituyeron el Fondo de Reserva de Pensiones (FRP) y el de Estabilización Económica y Social (FEES). A la fecha, los fondos sumarían $ 23.000 millones, invertidos en distintos países. Entonces se dudaba de su utilidad. “¿Por qué con los índices de pobreza de Chile se debía ahorrar?”. Esa era pregunta recurrente, según Andrés Pozo, en su comentario de la publicación ‘Qué pasa Minería’.
El analista recuerda que durante la crisis del 2008 (derrumbe del precio del cobre) se demostró la utilidad del mecanismo de ahorro, sirvió para financiar el Plan de Estímulo Fiscal elaborado por Michelle Bachelet y utilizado, entre otras cosas, para capitalizar empresas públicas y atender la inversión y gasto social. Los ingresos del Fisco se habían desplomado en un 26% respecto del año anterior. En Chile practican aquello de “guardar pan para mayo”.
*Publicado en el diario El Universo el día 24 de enero del 2014

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